Siempre los mismos

Lo penoso es que la historia se repite inevitablemente en idéntico sentido. Pagan los débiles y se benefician los de siempre. Pagan los pensionistas y los funcionarios y los asalariados en general, y salen ganando los que mandan y los amigos de los que mandan, en este caso los sindicatos y sus prolongaciones. Resulta muy difícil de digerir que en estos tiempos de crisis y ajustes se incrementen las ayudas a las organizaciones de clase y derivados, como hoy hemos sabido, mientras se plantea la congelación salarial para los jubilados y, lo que es peor, un plan de ajuste que nos hará trabajar más tiempo en peores condiciones y por mucho menos dinero. Ciertamente todo es consecuencia de la crisis. El problema es que los paganos acaban siendo otra vez los mismos. No veo que los ajustes se hagan en gastos suntuarios y corrientes, burocráticos y prescindibles, embajadas autonómicas y empresas públicas que pierden dinero sin parar. Ahí es donde habría que cortar. Y, por supuesto, en las ayudas a partidos y organizaciones afines, tan generosas como excesivas y habituales.

En vez de vivir obsesionado por encontrar fórmulas para favorecer a sus venerados sindicatos, el nuevo ministro del paro, el señor Valeriano Gomez, debería preocuparse un poco más de que no paguen por la crisis los mismos colectivos desprotegidos de siempre, entre ellos los pensionistas. Pero igual eso es ya pedir demasiado.