Segovia
Crece el tráfico de antitumorales por internet
La compra de medicamentos por internet no sólo es una actividad ilegal, también es una temeridad. Cuando el artículo llega a casa no se conoce su composición real, si se trata del producto original que queremos o, si por el contrario, está falsificado y contiene excipientes nocivos. En definitiva, es un peligro para la salud pública. Sin embargo, en el último lustro han sido incautados la friolera de 3,75 millones de dosis de medicamentos falsificados vendidos a través de la red (por un valor que asciende a los 8,1 millones de euros).
Entre los más demandados destacan tratamientos contra el cáncer, pastillas para dormir, para el tratamiento de la disfunción eréctil y productos para adelgazar. Y los motivos que llevan al comercio en la red son, principalmente, que se obtienen sin receta, por un precio menor, y no tienen que pasar la «vergüenza» de pedir algunos de ellos en la botica.
El decomiso ha sido posible gracias al proyecto Pangea de la Interpol, auspiciado por la Organización Mundial de la Salud. «Cuando un enfermo no puede permitirse comprar medicinas caras, tiene más posibilidades de recurrir a internet para adquirirlas», advirtió el secretario general de Interpol, Ronald K. Noble, en un comunicado. Cien países –incluidos Estados Unidos, Inglaterra, Angola, Arabia Saudí e Indonesia– forman parte del proyecto, incluido España, y precisamente ha sido aquí (concretamente en Segovia) donde han intervenido esta semana más de 800 envases de 97 tipos de fármacos. Luz Lewin, directora técnica y de calidad de la Cooperativa de distribución de medicamentos y productos sanitarios, Cofares, explica que «los medicamentos sólo pueden ser autorizados y dispensados en la oficina de farmacia, ya que es allí donde se garantiza la seguridad y la legalidad del producto». Además, éste debe tener la autorización de la Agencia Española del Medicamento, que certifica que la información que contiene la ficha del artículo es cierta», añade Lewin.
Porque el proceso por el que debe pasar un fármaco hasta que llega a nuestras manos es largo y conlleva pasar multitud de filtros. «En nuestra cadena conocemos en profundidad a los laboratorios, nos encargamos de que se cumpla con las autorizaciones necesarias para la comercialización», argumenta la directora técnica de Cofares.
Para evitar el incremento de este tipo de negocio fraudulento, Lewin explica que se están tomando medidas a nivel europeo. «Está en desarrollo un proyecto que consiste en incorporar un número de serie en cada medicamento por parte del fabricante, de tal forma que, a la hora de dispensarlo en la oficina de farmacia, quedará registrado en ‘‘la nube''. En definitiva, se trata de un código de seguridad para cada unidad vendida, así se garantiza que no se pueda falsificar el artículo», sentencia Lewin. Y en caso de que produjera una venta a través de la red, sería mucho más fácil detectar el producto ilegal.
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