Fotografía
Historia de una foto
Manuel Pérez Barriopedro temía otra tarde aburrida en el Congreso. La votación de Calvo Sotelo se prometía larga y con las fotos habituales de los políticos. No podía sospechar que entre ese hastío iba a hacer la foto que marcó su carrera. Poco después de las 18:20 oyó unos ruidos, gritos y disparó la primera foto de las once que hizo, el instinto del periodista: un ujier intentaba cerrar la puerta que un guardia civil quería abrir a patadas.
Por el otro lado se oyen más ruidos, entran guardias civiles y uno sube, grita todo el mundo quieto y Barriopedro vuelve a disparar la cámara. Es la foto. «Enseguida reconocí a Tejero», cuenta ahora, una vez más, ya jubilado. «Después, en las imágenes, me he visto que sigo haciendo fotos, creo que entonces no sé si me daba cuenta de lo que hacía». Un instante después, su razonamiento es brillante: hay que esconder el carrete. Lo saca de la cámara, que poco después se la quitan, y se lo queda en la mano durante horas hasta que descubre que llevaba zapatos demasiado grandes y había un hueco donde cabía el carrete.
A eso de las 22:00 horas les dejan irse y él sale con el temor de que el arco detector pite al pasar por culpa del carrete. Pero no lo hace. Llega a Efe, sin llamar a su casa para decir que está bien, que no hay tiempo, revela las fotos tras ser recibidos como héroes. Anson ordena mandarlas a todos los medios. Y ya de madrugada, su foto, la foto del golpe de Tejero, está en todos los periódicos.
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