Internacional

El síndrome de la Casa Blanca

La Razón
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Menudo batacazo. Los progres europeos andan algo más desorientados de lo habitual. Obama lo reconoció claramente: «Me han dado una paliza». En España siempre se ha hablado del síndrome de la Moncloa, que afectaría a los presidentes. Obama reconoce que lo ha sufrido. No es fácil superar el aislamiento que comporta liderar la primera potencia mundial y ser, además, inmune al halago del entorno. Obama camina con paso firme hacia el fracaso. Desde el primer momento me pareció un hábil vendedor de alfombras, con un discurso tan simpático como inconsistente. Un buenismo desaforado. Los progres consideran que hace dos años el pueblo estadounidense acertó al nombrarlo presidente, pero en cambio ahora se equivoca al darle la espalda en las importantes elecciones de mitad de mandato. EEUU es una sociedad que no le gustan los cambios acelerados e improvisados. Por ello, crece el rechazo a Obama. Y lo mejor, el embajador Solomont asegurando que no van a cambiar las políticas del presidente.