Bruselas
Wilders reitera su islamofobia en su juicio por incitación al racismo
Las realidad política holandesa volvió a mostrar hasta qué punto se mueve entre los extremos al sentar en el banquillo al político islamófobo Geert Wilders, cuya formación, la tercera fuerza del país, se ha convertido en el punto de apoyo básico para la formación del nuevo Gobierno.
Wilders acudió ayer ante el Tribunal que le juzga por comparar el Corán con el «Mein Kampf», la obra que escribió Adolf Hitler, y por defender que «la Ideología islámica tiene ser derrotada» como el nazismo. Ante la corte de Ámsterdam reafirmó sus declaraciones, se autoproclamó como protector de la libertad de expresión y pidió además el cambio de los jueces por considerarlos tendenciosos.
«No he dicho nada más que la verdad», insistió para luego añadir que «no retiraré ni una sola palabra». Más aún, «les puedo asegurar que lo continuaré proclamando», dijo desafiante.
Aunque en el pasado la Fiscalía no encontró delito en las declaraciones públicas de Wilders, la Corte de Apelación del país consideró «obvio» juzgar al político por los insultos a los creyentes musulmanes al compararlos con nazis. De ser culpable, podría pasar un año en prisión o tener que pagar una multa de 8.000 euros.
Tras sus palabras al inicio del juicio, el abogado de Wilders anunció que su cliente ejercería su derecho a permanecer en silencio y no respondería a preguntas. Ante el desafío del político, el presidente de la corte, Jan Moors reprochó al acusado su costumbre de «tomar una posición y luego evitar la discusión». La recriminación sirvió a la defensa para acusar a los jueces de tendenciosos y pedir un cambio de la Presidencia de la sala. La Corte estudiará las objeciones de Wilders y si son aceptadas, retrasará de nuevo este juicio.
Este holandés de mirada dura y pelo cuasioxigenado está aprovechando la causa para colocarse como una víctima de aquellos que atacan a la libertad de expresión, respaldado por el 1.5 millón de votantes que le han hecho pasar de 9 a 24 escaños en el Parlamento. «Estoy siendo juzgado, pero conmigo la libertad de expresión de muchos holandeses», dijo con aire trágico.
El holandés más poderoso
Wilders tiene el curioso honor de haber realizado el documental que más condenas ha recibido. Fitna, disponible en la red desde 2008 y en el que vincula el Corán con los ataques del 11-S y el antisemitismo, fue criticado por la comunidad internacional, desde el Consejo de Europa hasta Rusia. Este político de 47 años, que desertó de los liberales holandeses por rechazar la entrada de Turquía en la UE, ha sobrevivido al aislamiento que le han hecho durante los últimos años y, con los 24 escaños que consiguió en las elecciones, ha devuelto el golpe al imponer a la coalición de centro derecha mano dura con la inmigración.
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