Actualidad
La realidad que ahoga
Dirección y guión: Carles Torras. Fotografía: Juan González. Intérpretes: Amadís de Murga, José María Blanco, Fina Rius. España, 2011. Duración: 70 minutos. Drama
Decía el crítico Serge Daney que hay vidas que no se pueden narrar, porque son demasiado ricas o demasiado secretas. Hay vidas, parece decir Carles Torras, que merecen ser narradas, porque eso es lo único que les queda, convertirse en relato antes de desvanecerse. La vida que registra «Open 24H» es la de un fantasma, o la de un cuerpo que cruza el tiempo de sus rutinas soñando con los misterios del cosmos. Quizá por eso este segurata llamado Héctor, ave nocturna asalariada, parado en potencia y progenitor de una familia hundida, lee «El mensaje de los dioses», de Erich Von Daniken, o escucha programas radiofónicos sobre agujeros negros: para pensar que no está solo en el universo. Torras insiste en aislarlo: lo filma en blanco y negro para oscurecer sus gestos, graba sus rutinas con implacable dedicación y está a punto –pero no– de sobrecargarlo de desgracias para que nos quede claro que, de un momento a otro, no va a poder aguantar la presión. La estrategia formal es parecida a la del cine de Haneke o a «Las horas del día», de Jaime Rosales, aunque el estallido de violencia es demasiado previsible. El plano más hermoso de la película –el rostro reflejado de Héctor en un tren que pasa veloz– sirve de bisagra para adentrarnos en la crónica de una locura demasiado anunciada. El final desentona con la austeridad y el rigor de la humilde propuesta de Torras.
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