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La Babel del Congreso

La Razón
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No quedó mal. Me refiero a la multiplicidad de intervenciones en la sesión de investidura de Rajoy. La pluralidad de la representación en el Congreso no provocó radicalidad ni algarabía. Al contrario, sus señorías, para interpretar a tan variopinto paisaje, estuvieron a la altura requerida. Dieciséis partidos componen el hemiciclo. Casi nada. PP y PSOE deberían reflexionar sobre ello recordando al gran Leonardo: «la desigualdad es el origen de todos los movimientos locales». Y la primera idea se centra en la esperanza de que no sea para que nadie se entienda, sino para que esta especie de Babel reflejada en nuestro Parlamento, como dijo alguien, lejos de confundir, sirva para crear el esfuerzo del entendimiento. De nada vale lamentarse o vanagloriarse por esta circunstancia. No hay más cera que la que arde. La España de las autonomías, a la vez que fomenta el bipartidismo en casi todas las comunidades a través de las mayorías absolutas, alienta la variedad en las Cortes nacional y regionales hasta añadir a catorce más al elenco ideológico con sus correspondientes proclamas. La riqueza está en la diversidad de mensajes, el inconveniente en el localismo, que, a veces, induce a la banalidad y al confusionismo. Así es la vida.