Sevilla
Más de 50000 fieles en el Parque Cofton
Más de veinte mil personas acudieron al entierro del cardenal Newman en 1890. Ayer, más de cincuenta mil estuvieron presentes en su beatificación. A pesar de que el Parque Cofton es de difícil acceso y muchos temían que no se llenara, a las tres de la madrugada comenzaron a llegar los primeros peregrinos para acompañar al Papa en su última jornada en Reino Unido.
No los frenó el frío ni la lluvia. Victoria, una católica originaria de Nigeria, había dicho a sus nietos que tenían que llevarla a toda costa. Desde las seis de la mañana estaba sentada en una silla, pero, según contaba uno de sus hijos, «la familia nunca la había visto tan contenta». A su lado, un grupo de africanas con la cara de Benedicto XVI estampada en sus vestidos esperaban expectantes el gran momento.
Cuando el Santo Padre llegó finalmente al recinto salió el sol. Como en otros encuentros de este viaje, el papamóvil se detuvo las veces que fueron necesarias para besar a los bebés que le acercaban hasta el vehículo.
Rachel y Niamh no se lo podían creer cuando le tuvieron tan cerca. Desde el pasado viernes estaban siguiendo al Pontífice sin descanso, de acto en acto, pero no fue hasta ayer cuando le tuvieron a menos de cinco metros. «No puedo explicar lo que siento en este momento. Es una sensación increíble», decía una de ellas mientras movía una pancarta en la que podía leerse «El Papa es más que judías sobre tostada», una expresión muy inglesa para referirse a algo realmente bueno.
Al comienzo de la Eucaristía, el Pontífice llevó a cabo la beatificación del cardenal Newman y descubrió en el altar una gigantesca imagen del intelectual británico.
Un grupo de españoles, que había venido desde Madrid sólo para ser testigos del instante histórico, comenzó a aplaudir emocionado. Las banderas españolas también se movieron con fuerza cuando, en el momento del Ángelus, Benedicto XVI hizo mención especial a Sevilla, donde el sábado fue beatificada la Madre María de la Purísima de la Cruz. «Que la Beata María inspire a las jóvenes a seguir su ejemplo de amor incondicional a Dios y al prójimo», deseó el Santo Padre, proponiendo a la española como modelo ante decenas de miles de católicos ingleses.
La ceremonia usó el latín en algunas de las partes invariables de la misa. Algunas de las canciones que interpretó el coro (con centenares de feligreses de distintas parroquias de Reino Unido) usaban la letra de oraciones escritas por Newman a lo largo de su vida.
Acabada la misa, el Papa visitó el Oratorio de San Felipe Neri, en Edgbaston, donde el cardenal vivió desde 1854 hasta su muerte, el mismo sitio donde se formaría la fe católica de J.R.R Tolkien, el famoso autor de «El Señor de los Anillos», que, huérfano a los 12 años, fue tutelado por un sacerdote de la comunidad fundada por el beato. El Papa compartió allí un momento de oración con los sacerdotes del Oratorio y después visitó la casa museo de Newman y la capilla privada adjunta, dedicada a San Francisco de Sales, otro santo escritor que vivió entre protestantes.
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