Conflicto armado

Colombia «da de baja» a «Cuchillo» el asesino de asesinos

Pedro Oliveiro era el jefe del brazo armado del mayor cártel tras la caída de Pablo Escobar

Pedro Oliveiro Guerrrero, alias «Cuchillo», en una de las escasas fotos que circulan del que era uno de los narcotraficantes más buscados
Pedro Oliveiro Guerrrero, alias «Cuchillo», en una de las escasas fotos que circulan del que era uno de los narcotraficantes más buscadoslarazon

Buenos Aires- A la media noche del pasado 25 de diciembre, cuando Pedro Oliveiro Guerrero, alias Cuchillo, levantaba la copa para desearles a sus compinches una feliz Navidad, 150 hombres «jungla» salieron de entre la espesura de la selva del Guaviare y se abalanzaron sobre ellos. El temido «Cuchillo», el narcoparamilitar más buscado de Colombia, estaba por fin al alcance de las Fuerzas Armadas colombianas, probablemente demasiado relajado debido a que era Nochebuena. Era, por tanto, el momento propicio para «cazar» al jefe del Ejército Popular Anticomunista Colombiano (Erpac), que tantos quebraderos de cabeza había dado al Gobierno colombiano.

Minutos después del desembarco de los «jungla», a las 12:05, una lluvia de balas invadió el lugar. Los policías fueron recibidos por el primer anillo de seguridad de «Cuchillo», cuyos hombres tenían fusiles y ametralladoras M-60. En medio del fuego cruzado dos uniformados murieron. La escolta principal del ex paramilitar formada por 10 hombres, también intentó proteger al «Loco Harold», lugarteniente de Pedro Oliveiro, que terminó siendo capturado junto a otros seis mercenarios.

Después del enfrentamiento, en el que los secuaces de «Cuchillo» intentaron poner menores y mujeres de por medio, los policías se percataron de que el jefe de las Erpac ya no estaba. Desde ese momento y hasta este martes en la tarde, los «jungla» siguieron la persecución del grupo que logró huir. Pedro Oliveiro iba herido.

Por la tarde, en una mata de monte los uniformados encontraron el cadáver del ex integrante del bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia flotando en un río. Oliveiro Guerrero murió ahogado tras caer en un caño de cuatro metros de profundidad durante el cruce de disparos entre la Fuerza Pública y la banda criminal en la operación denominada como «Diamante».

Junto a su cuerpo, los «jungla» encontraron su Rolex y sus dos legendarias pistolas, una chapada en oro. Llevaba la manicura hecha, el pelo rasurado y la barba afeitada, fiel a su estilo de galán sanguinario.

El ex presidente Álvaro Uribe ya tiene otro motivo más por el que brindar. «Otro bandido abatido», como él diría. Pero «Cuchillo» no era un narco cualquier. Más de ocho llamados públicos llegó a hacer el ex mandatario para capturarlo. Ordenó más de 200 operaciones, solicitó ayuda internacional y ofreció 2 millones de euros por su cabeza.

Aunque Oliveiro y sus hombres se desmovilizaron en 2006, nunca se acogió a la Ley de Justicia y Paz. Mientras los «paras» entregaban las armas a cambio de amnistía, Oliveiro Guerrero aprovechaba para crear el Erpac, compuesto por 5.000 hombres, convirtiéndose en uno de los más poderosos narcos del sur del país.

Ayer, tras confirmar la identidad del cuerpo, el presidente, Juan Manuel Santos, celebraba la noticia. «Cayó el asesino de asesinos. Se había vuelto una especie de leyenda inalcanzable, que nadie lo podía coger. Pues bien, aquí se demostró que nadie escapa de la contundencia de nuestras Fuerzas Armadas, en este caso de nuestra Policía», afirmó.

Santos reveló detalles del operativo: «Si se lograba escabullir, iba a haber un cerco que funcionó de manera eficaz». «Se fue buscando piedra sobre piedra hasta que se halló a este individuo», que fue identificado «mediante huella dactilar», agregó. El mandatario lanzó una advertencia a todos los «objetivos de alto valor»: «Todos van a caer. No se va a salvar ninguno si siguen delinquiendo y enfrentando a la Fuerza Pública y a la democracia colombiana». «Vamos con igual contundencia detrás de las bandas criminales como de la guerrilla», subrayó. Es su mensaje navideño a la narcoguerrilla: «Si no quieren acabar como "Cuchillo", entréguense».


El símbolo más sanguinario del terror
A Pedro Oliveiro Guerrero le llaman «Cuchillo» porque ésta era su arma predilecta para mutilar a los campesinos que creía que eran colaboradores de las FARC, cuando él ejercía como paramilitar. Cuando encontraron su cadáver, «Cuchillo» tenía en sus manos, además de dos pistolas, ese famoso cuchillo con el que degollaba a sus víctimas. Se le atribuyen más de 3.000 asesinatos. Nadie dudaba de su estilo salvaje. Le gustaba sentarse a la sombra y afilar su machete. Decía que era de un ancestro y que le protegía. Pero, sobre todo, era un símbolo de terror.


Asesino y narco
2004
El estado mayor de las Autodefensas Unidas acusa a «Cuchillo» de asesinar a «Miguel Arroyave», jefe del bloque Centauros de las AUC.
ABRIL DE 2006
«Cuchillo» y sus hombres se desmovilizan, pero no se acogen a la ley. En una carta al Gobierno dice que no se entrega porque un ex militar lo quiere matar.
2007
Tras desvincularse de los paramilitares, crea el Ejército Popular Anticomunista (Erpac) y forja alianzas con «El Loco» Barrera y los «Comba».
2008
A partir de este año, las autoridades dan duros golpes a la estructura narcoparamilitar de «Cuchillo» y capturan a 30 de sus miembros.