Famosos
Las autopsias revelan que las chicas murieron aplastadas
Las cuatro jóvenes presentan graves compresiones torácicas
MADRID- Las pisadas de los asistentes a la macrofiesta que se quedaron atrapados en el vomitorio del Madrid Arena aplastaron literalmente sus cuerpos. Ésta fue, según revelan las autopsias, la causa de la muerte de Katia, Rocío, Cristina y Belén, las cuatro chicas que perdieron la vida la madrugada del pasado jueves durante una fiesta de Halloween en el pabellón Madrid Arena.
Fuentes de la investigación concretaron ayer que fueron estos pisotones y el peso de decenas de personas en avalancha, justo cuando el DJ Steve Aoki iba a iniciar su sesión, lo que les provocó la pérdida de respiración y su posterior muerte.
Y es que todas presentan aplastamiento de todos los huesos, cráneos incluidos, según señalaron las mismas fuentes ayer tras concluir sus trabajos sobre el cuerpo de Belén, la menor que falleció el sábado en el Hospital 12 de Octubre. Los resultados de las necropsias también avalan esta teoría: murieron aplastadas por compresión torácica, revela este último informe. Los datos de las cuatro autopsias coincidieron ayer con la despedida de la última de las fallecidas, la única menor de todas ellas.
Despedidas multitudinarias
Acompañada por decenas de personas, la familia de Belén Langdon despidió a la chica en un multitudinario funeral oficiado por el obispo Juan Antonio Reig Pla en la catedral de Alcalá de Henares. Los Langdon, de profunda tradición católica, afirmaron estar apoyándose en «la gracia de Dios» para sobrellevar tan trágica pérdida. Patricia de Don Esteve, amiga de la madre de la fallecida, explicó que a Belén «le dio tiempo de pedir al señor que la librara de los sufrimientos» antes de sufrir los efectos de la avalancha, y que ha donado los órganos conforme a su voluntad, demostrando «entereza, valentía y servicio humanitario».
Tampoco pudieron volver a la normalidad ayer en el instituto de la Alameda de Osuna donde Cristina estudiaba segundo de Bachillerato de Ciencias y en el que Rocío se acababa de graduar. Allí las recordaron guardando, a las once de la mañana, un minuto de silencio en el patio del centro educativo, junto a las canchas de baloncesto.
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