Murcia
Asa Larsson por Idoia Arbillaga
Una novela de género, como el cine de género, ha de ser juzgada como tal; esto es, siempre hay un marco en el que se insertan una serie de tópicos narrativos que se repiten con más o menos acierto y destreza literaria. Una novela negra es, como obra de género, una obra que difícilmente puede cambiar el curso de la Historia de la literatura, por su tipismo: en los caracteres, sus crímenes –siempre presentes-, los elementos propios del suspense, su clímax y anticlímax, los detalles escabrosos, los protagonistas peculiares, o con rasgos de antihéroe… Este rasgo último es, a mi entender, el que situó la saga «Millenium» en su desproporcionado lugar de ventas. Nada nuevo inventa Stieg Larsson bajo el cielo de la literatura europea salvo una heroína de rasgos tan marcadamente antiheroicos que sorprende. Lisbeth: bisexual, loca, brillante, genial, amoral, justa... Excepcional como personaje literario. En cambio, hay algo en las novelas de Åsa Larsson –no son parientes- que otorga un nuevo aliento al género negro sueco, tan de moda tras el impulso de Henning Mankel. Después de «Aurora boreal», llevada al cine, ya son 5 sus novelas. La preponderancia femenina de sus protagonistas otorga una sensibilidad especial a sus historias, las reflexiones que introduce, la riqueza (siempre dentro del género) de algunos perfiles psicológicos, el atractivo tratamiento de la vida sueca, enterrada en nieve y frío, los temperamentos alterados… Lectura de verano, sin complicaciones, de género, pero espero ver cómo evoluciona esta sueca… Aun tan penosamente traducida en nuestra lengua. (Por cierto, la pequeñita «o» sobre la A, es para que pronunciemos «Osa», no Asa).
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