Navarra
Los portavoces de los presos niegan la disolución de ETA
Los portavoces de los presos de ETA, Ana Belén Egües y Juan Lasa Michelena, «Txikierdi», consideran que el Gobierno (el que salga de las urnas el próximo 20 de noviembre) y la banda deben establecer una negociación política sobre la independencia (autodeterminación), la anexión de Navarra al País Vasco (territorialidad) y sobre el futuro de los reclusos, más de 700 en cárceles de España, Francia, Portugal, Irlanda e Inglaterra.
No se plantean, ni como hipótesis, la disolución de la organización criminal. Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, la postura de estos dos individuos, que están al frente del llamado «Colectivo de Presos Políticos del País Vasco» (EPPK), es, en principio, la mayoritaria entre los reclusos.
No se atreven
En estos momentos de alto el fuego y ante la posibilidad de que se abra una negociación que les afecte, no se atreven a discrepar de las directrices que marca ETA. La llamada «vía Nanclares» (por la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca), que protagonizan algunos reclusos expulsados de ETA, entre ellos José Luis Urrusolo Sistiaga, «Langile», y con la que el Gobierno pretendía abrir una brecha en el EPPK, se da por fracasada en la banda. Las declaraciones y comunicados que estos presos han realizado en los últimos meses no han sido suscritos por otros internos, que prefieren mantenerse dentro de la «ortodoxia», a la espera de los acontecimientos.
Las fuentes consultadas no se ponen de acuerdo sobre un cuestionario que la banda habría mandado a los presos ya que, subrayan, no se conoce su contenido. Algunos expertos admiten que no saben nada de su existencia. La detención de la abogada Arancha Zulueta, al haber aparecido en su despacho información sobre unos «zulos» (escondites) con explosivos en Francia, ha provocado una desconexión entre los cabecillas y el «colectivo».
No resolutivo
Recuerdan, en todo caso, que las consultas que la «dirección» etarra ha hecho a sus militantes, a los que están en activo, a los huidos (los «refugiados») y a los presos, han tenido poco valor resolutivo. Además, se podría dar el caso de que, entre las preguntas del cuestionario, esté una relativa a la posibilidad de romper el alto el fuego, si el Gobierno que salga de las elecciones del 20-N se niega a negociar o adopta actitudes contra el «proceso».
La banda, insisten, no se plantea su disolución. Así lo acreditan los movimientos «operativos» que realizan en Francia, como el cambio de ubicación de un «zulo», descubierto el pasado día 5 en Aussurrucq, cerca de la frontera con España.
Los bidones tenían adherida tierra de otro lugar, lo que demuestra ese traslado (reciente), impropio en una organización que estuviera pensando en abandonar sus actividades criminales.
A ello hay que sumar la compra de material en Italia para fabricar, entre otros artefactos, bombas lapa activadas a distancia. La detención en la frontera de Italia con Francia del presunto etarra Iñaki Domínguez, evitó que el material llegara al «aparato logístico».
Presión
Los dos factores de presión con los que cuenta el Gobierno sobre ETA son los presos y la legalización de Sortu, y la banda lo sabe. El Ejecutivo socialista, antes de la convocatoria de las elecciones, confiaba en la publicación de un comunicado de ETA en el que se diera a entender (aunque fuera mentira) que estaba dispuesta a abrir un proceso de disolución.
El PNV, que también está en la misma estrategia, trata ahora de presionar a los terroristas con el argumento de que un Gobierno del Partido Popular ilegalizaría Bildu y adoptaría posturas más firmes frente a los terroristas. Por ello, le pide que se disuelva ya.
Se trata de líneas de actuación que buscan réditos electorales y se desconoce cuál puede ser la reacción de los pistoleros ante cosas tan evidentes.
Las fuentes consultadas subrayan que, a veces, parece que algunos olvidan una máxima que siempre ha estado presente en el quehacer de ETA: no tiene prisa.
Bildu no se aclara con las víctimas
La coalición abertzale no tiene aún muy claro qué posición tomar respecto a las víctimas del terrorismo de ETA. Prueba de ello son las declaraciones realizadas ayer por dos miembros de la coalición con apenas unas horas de diferencias. Mientras el alcalde de San Sebastián, Juan Carlos Izaguirre, pedía ayer un homenaje para las «víctimas de todos los colores», el portavoz de Bildu en Navarra, Maiorga Ramírez, exigía que «se deje de utilizar el dolor de las víctimas» para «hacer uso electoral». A su juicio, la coalición «no va a caer en la trampa» y consideró «absolutamente injustificado» que se critique a la formación por la ausencia de representantes de Bildu en el homenaje de ayer en Berriozar al subteniente del Ejército de Tierra, Francisco Casanova.
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