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Falta de pizarra

La Razón
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Mi padre fue, creo que aún sigue siéndolo, maestro nacional. Así era como le gustaba que le llamásen, maestro, nunca aceptó de buen grado ningún otro término. Creo que pensaba que sólo esa palabra condensaba las funciones de una vocación, que obligaba mucho más que la de simple profesor. Los maestros se preocupaban de educar, de formar e inculcar unos valores en sus estudiantes que les sirvieran para la vida. Esa visión de la docencia como vocación, como compromiso, es ahora más necesaria que nunca. Ahora que los profesores no son ni eso, que los sindicatos han permitido que las leyes educativas hayan rebajado el nivel hasta el analfabetismo y que, ante la pérdida de la cultura del esfuerzo, la calidad y el respeto, sorprende la preocupación que tienen por dos horas más de pizarra. Lo que necesita la Educación es menos política, menos ampas y mas rigor. Menos profesión y más vocación. No me imagino a mi padre protestando por más pizarra; creo que, 17 años después, la sigue echando de menos.