Elecciones europeas

Una cacería fallida

La Razón
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Entre la furia contenida y el sarcasmo impostado. La reacción del PSOE tras el cortafuegos de Pedreira a la financiación irregular del Partido Popular revela que en las filas de Rubalcaba se impone el desconcierto y reina la descomposición. La patética nota de prensa emitida con gran diligencia por Ferraz ha dejado al descubierto una actitud lamentable: el todavía partido en el Gobierno hace un ejercicio de suplantación de las funciones de los tribunales para, menoscabando y revocando la tarea del juez, establecer la incuestionable culpabilidad de Bárcenas, Galeote y Merino de los cargos que se les imputaban.
El hecho cierto es que los socialistas han sido golpeados en la cara por el «boomerang» de la Gürtel que con tanta fuerza lanzaron en su día Garzón y Conde Pumpido.
Y con tanto entusiasmo, jaleados por una tribuna lateral, la de la izquierda, repleta de «hooligans» con vuvuzela. Aquella cacería impulsada torticeramente destapa además la cara más oscura de ese candidato que ahora se dedica a «escuchar, hacer y explicar», pero que antes movía los hilos de una policía judicial que actuó de forma interesada y parcial, generando confusión y abordando asuntos irrelevantes que por lo visto eran la demostración de unas corruptelas elefantiásicas. Urdidas en Génova, naturalmente.
El castillo de naipes de la Gürtel se desmorona parcialmente. Y lo más patético es que el señor Rubalcaba no parece encontrar las cartas para recomponer su agrietada y fallida estrategia de campaña.
Mientras las sigue buscando, sus esbirros seguirán descargando su excitación y su impotencia contra Rajoy. Y serán incapaces de encajar la idea de que Filesas sólo hubo una, y de que los huevos de la financiación ilegal a gran escala, hasta hoy, sólo han sido anidados por el gran partido de la izquierda.