Preparados para reinar

No es fácil prepararse para ser, cuando toque, el próximo rey de un país. Frente a los que piensan de modo frívolo e irresponsable que eso de ser el heredero de la corona es una tarea llena de glamour, plagada de privilegios y asociada a la idea de una vida llena de lujos y vacía de responsabilidades, hay que argumentar que prepararte para reinar es una carga que adquieres desde la infancia y que pesa sobre tus espaldas desde que tomas conciencia de tu identidad.Por supuesto que todo lo anterior es atribuible a los casos concretos de herederos en países con monarquías parlamentarias, naciones plenamente democráticas, en donde la corona está limitada a una labor de representación institucional y, como en el caso español, a tener un papel de arbitraje y moderación que, por cierto, ni siquiera está bien definido.La afirmación de que el Príncipe de Asturias actual es el heredero mejor preparado de nuestra historia es algo que prácticamente nadie discute. Ha pasado por la Universidad, ha obtenido un máster en una institución de prestigio, ha asumido una actividad oficial cada vez más intensa y relevante, ha viajado por todo el país, ha recorrido instituciones vitales para entender el funcionamiento del aparato estatal, ha viajado al extranjero… y así un largo etcétera. A nivel personal, también ha hecho Don Felipe los deberes: se ha casado por amor con la mujer que quería, ha tenido dos hijas que garantizan la cadena sucesoria y ha logrado que la Princesa se integre a esa labor compleja que toca a la consorte del heredero. Pero lo más importante, por encima de todo, es que se haya dedicado a generar la confianza necesaria para que pensemos que en él tendremos, cuando le toque, un buen Jefe de Estado. Y en esa materia, creo que el Príncipe de Asturias está bien encaminado.