Vitoria
Carlos G declara que la calva fue clave para identificar a Ballesteros
Dice que un «error inducido» en la cinta no permitió reconocerle hasta 2011
MADRID- El inspector de Policía Carlos Germán, responsable del equipo de investigación del «caso Faisán», reconoció ante el juez Pablo Ruz que al analizar el contenido de la grabación efectuada a través de la baliza instalada en el coche de Joseba Elosua cometieron un «error inducido». Ese «error» fue el que les llevó a que los fotogramas que llevaron a identificar al inspector de Vitoria, José María Ballesteros, como presunto autor de ser quien pasa el móvil al dueño del Faisán, a través del cual alguien le avisa de la operación contra el «aparato de extorsión» de ETA, no se realizó hasta 2011 y no cuando se analizaron en 2006 las cintas con las grabaciones efectuadas en torno al bar.
En su última declaración ante el magistrado, a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, Carlos Germán señala al respecto que cuando el 4 de mayo de 2006 tienen constancia de que se ha producido «una filtración» se analiza el contenido de la baliza y ahí cometen «un error inducido, inducido por la baliza». La explicación que dio fue que se oye decir a Elosua «que la persona... o sea, que le han abordado en su domicilio», en referencia a quién le dio el móvil.
«Como eso lo tenemos claro en ese momento –añadió–, pues para nosotros la cinta –en la que aparecía alguien de espaldas saliendo del bar–, sinceramente, no tenía ninguna importancia, era una cinta más, como las otras ciento y pico o doscientas, que ya no sé ni cuántas había», afirmó al respecto el entonces inspector.
Sin embargo, cuando meses después se produce la detención de Joseba Elosua, éste les manifiesta que la persona que le entregó el móvil a través del cual se produjo el «soplo» le abordó «en el bar», y no en su casa, momento en que la mencionada grabación «cobra mucha importancia».
Fue Elosua quien les dice que esa persona lleva «chaqueta o cazadora y no lleva ni barba, ni bigote, ni gafas». Para intentar determinar a quién se puede referir, visionan la cinta, la cual «tiene mala calidad», y observan que «sale una persona después de la llamada –que habían identificado previamente– que sale y gira a la derecha, pero lleva bigotes, o parece que lleva bigote y no lleva chaqueta, y no se le ve que lleve chaqueta o cazadora», por lo que «descartamos a esa persona, totalmente, en ese momento», en referencia José María Ballesteros. Además, aseguró, nadie de su equipo le conocía físicamente.
Sin embargo, todo cambia cuando el juez Ruz ordena que la cinta sea analizada también por la Guardia Civil, momento en que piden una copia digitalizada. Vuelven a visionarla, y, se pregunta el propio Carlos Germán, «¿qué circunstancia novedosa se produce ahí?». El propio inspector responde: resulta que ahora hay un funcionario de su equipo «que ha conocido en ese lapsus temporal al Sr. Ballesteros, lo ha conocido, ha coincidido con él en no sé dónde y lo conoce físicamente».
«Ballesteros tiene una calva»
Por ello, visionan otra vez la cinta y la imagen en la que repara su compañero al ver la persona que camina en dirección del bar, «pero que le da la espalda», es «en la calva, porque este señor tiene calva, Ballesteros tiene una calva en la parte de atrás, pues repara en ese detalle». Ante ello, «evidentemente, ponemos más énfasis en la hora de la llamada y ya vemos que es el mismo sujeto, que va vestido de la misma forma, y seguimos viendo la cinta y tenemos la fortuna de que vemos esa persona que abandona en ese momento, a las 11:44, el bar, es la misma persona, porque en este caso la vemos de cara». Entonces es cuando llegan a la conclusión de que se trata de Ballesteros.
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