Alicante

Papelón de AENA por José Clemente

La Razón
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Los ciudadanos de esta Región podríamos contar con un aeropuerto como Dios manda si los socialistas murcianos no hubieran claudicado ante sus compañeros de filas de la Comunidad Valenciana cuando aún gobernaba Felipe González, que entre la ampliación del aeropuerto de Alicante o la construcción de uno nuevo en Murcia sólo para uso civil, se decantaba por éste último. Pero el peso político dentro y fuera del PSOE del barón Joan Lerma pesaba mucho más que la recién llegada María Antonia Martínez, nueva presidenta de Murcia en 1993 después de una dura y cruenta pelea interna que llevó a Carlos Collado a tirar la toalla por el desencanto y las traiciones dentro de su propio partido. Ese proyecto para construir un nuevo aeropuerto en Murcia quedó aparcado y más tarde abandonado en un cajón de ese departamento, pues los socialistas regionales de entonces sólo se conformaron con que el aeropuerto de El Altet se llamara también «Murcia-sur». Pero ni los valencianos estaban por la labor ni tampoco los socialistas de Murcia tenían peso en la ejecutiva federal del PSOE para imponer sus criterios, por lo que nos comimos con patatas crudas la ampliación de El Altet y que el Euromed tuviera su estación de término en el mismo Alicante. Y de esa renuncia socialista nace el interés del presidente Valcárcel por levantar unas instalaciones aeroportuarias que desbloquearan el práctico colapso en el que se encontraba ya El Altet a principios de esta nueva centuria, y ahí llega entonces el conocido «Pacto del Audi», un acuerdo entre Valcárcel y Aznar durante una visita de éste último a la Región, en la que el presidente de Murcia logra arrancar el compromiso a Aznar en un aparte celebrado entre ambos con el capó del coche oficial por testigo.
Por fin, la Región de Murcia iba a contar con la posibilidad tantos años esperada de un aeropuerto internacional en el municipio de Corvera que entraría en funcionamiento a lo largo de este otoño, pero cuya tramitación está complicándose más de lo previsto inicialmente, debido a la situación de crisis generalizada y la delicada situación de las finanzas españolas. Por decirlo de la forma más correcta políticamente hablando. Porque también se puede decir y a lo mejor acertamos aún más, de que AENA está hecha unos zorros y lo mismo autoriza aeropuertos que acaban siendo «platós cinematográficos» o espacios abiertos para el disfrute de los caracoles, mientras se dan largas sin sentido alguno a unas instalaciones, como las de Corvera, que apenas han costado un céntimo a la administración y con las que se demostraría que no todo lo que hacen nuestros políticos es inservible. Pero no. Inservible y poco útil es la administración que se acompleja ante la solución de los problemas ciudadanos y, Corvera, es la muestra más palmaria de la parálisis existente a la hora de adoptar determinadas decisiones que hace tiempo deberían haberse tomado. Eso sin citar que se esté condenando a toda una región, con la séptima capital española en población, numerosas compañías aéreas con ganas de empezar a trabajar, el personal en el paro y a la espera de que se de luz verde a los vuelos, por cuatro papeles que algún departamento guarda no sabemos si interesadamente.
Entretanto, AENA se pierde entre disputas sindicales y compañías aéreas que preparan despidos masivos y OPAS terroríficas contra lo que funciona bien, en lugar de velar por los intereses generales de la navegación aérea que es su principal obligación. Y la oposición murciana, a años luz de tomar pista, aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid como río revuelto para sepultar su patético y lamentable papelón en todo este desaguisado y de la única manera que sabe: «La culpa es de Valcárcel», como ha dicho el secretario general de los socialistas, Rafael González Tovar. Y con eso, tan panchos. Menos mal, eso sí, que González Tovar ha tenido la valentía de reconocer que «el PSRM nunca quiso un aeropuerto internacional para Murcia», y añado de mi cosecha que con los aeroclubs ya se conformaban. Para nuestros socialistas ya estaba bien que El Altet se llamara «Murcia-sur». El tuerto en el país de los ciegos.