País Vasco

ETA como Cuba por Martín Prieto

En el País Vasco, unos pocos quieren la separación de España y formar un estado reconocido por la Unión Europea, ahora que las estadísticas dicen que con la crisis económica casi nadie se separa

ETA como Cuba por Martín Prieto
ETA como Cuba por Martín Prietolarazon

Ese papel que ha leído la indocta Iratxe Sorzábal, analfabeta en euskera y español, dará tristemente una larga serie de comunicado- lamentos jeremíacos-falsos puñetazos en la mesa, aparición de fantasmagóricos mediadores internacionales, mientras el líder socialista Eguiguren desatranca las cañerías de comunicación con ETA y el Gobierno hincha los globos que mañana desinflará, desinflará. La misma partitura está siendo plagiada. ETA es como un placebo que nos aparta de vez en cuando de los verdaderos del país, incluido el País Vasco.

En el comienzo de todo se presumía que el PNV aspiraba a constituir un «Vaticanito en el Cantábrico». Luego los hijos descarriados y las armas derivaron hacia la creación de una «Albania en el Cantábrico». El futuro de un estado vasco –aún abduciendo a Navarra– es más ominoso que el de Cuba. Algunos abertzales teñidos de ilusión dibujan otra estrella en la bandera de la Unión Europea. Dios confunde primero a quienes quiere perder. El ingreso de Euskadi en la UE podría aplazarse hasta que se enfriara el infierno porque el férreo centralismo francés temería por Iparralde y a España también le sobrarían los mecanismos para bloquear esa incorporación.

El País Vasco no es ni autártico y los aranceles extracomunitarios le pueden asfixiar; gracias al heroísmo etarra con Lemóniz no cuentan con energía y sus infraestructuras dependen de la cortesía de Francia y lo que quede de España. A nadie se le pasa por las mientes que después de cincuenta años asesinando cristianos los etarras le van a entregar ETA como en Cuba, y el poder al PNV o a los currinches abertzales. ETA formará gobierno con las pistolas encima de la mesa del Consejo de Ministros y matará a los disidentes. España se desgarraría en una carrera alocada hacia el federalismo, sí, pero habría que pensarlo oníricamente porque ahorraríamos en orden público y no tendríamos que completar sus pensiones. Que se apresten las ONG para atender al estado vasco.

AMOR A LA FUERZA
En los aledaños de Madrid un grupo de hombres divorciados, expulsados de sus casas, que pagan la hipoteca y la manutención de los hijos, compraron de consumo un predio, engancharon la luz, y allí siguen viviendo en autocaravanas. Ya se sabe que el matrimonio es como una fortaleza sitiada donde quienes están dentro quieren salir mientras los que están fuera desean entrar. Lo malo es que el abandono del castillo es oneroso. Escribía José Hernández en su «Martín Fierro» que no hay que fiarse de lágrimas de mujer ni cojera de perro. Y tampoco de las estadísticas, podría añadirse, pero las recientes nos dicen que en los tres años las separaciones de parejas han caído en un 27%, de lo que se puede inferir que la crisis ha metido el hocico entre las sábanas y hay un porcentaje sustancial de malcasados que se disputan el cuarto de baño. Parejas de dineros contados provocarán escenas para Arniches o Zola. ¡Qué fascinante antropología social podría hacerse sobre este colectivo estrangulado por una economía de improvisaciones y condenada a rozarse las caderas en los pasillos cuando el amor y hasta el respeto se han evaporado! Algo de la violencia doméstica vendrá de los «pisos compartidos» que precisamente no son la mansión de «La guerra de los Rose». En esta España sólo pueden divorciarse «los de posibles», mientras los menestrales han de dormir en el sofá con un ojo abierto. No veo otra solución que las autocaravanas de solteros.