Castilla y León
Gas el combustible más rentable
Por menos de 2.000 euros puede usted adaptar su vehículo de gasolina a un bifuel con gas licuado de petróleo sin renunciar a la gasolina y amortizarlo en sólo 35.000 km, ya que es un 20% más barato que otros carburantes. El GLP está en pleno «boom» en España gracias al despegue de infraestructuras que está habiendo, su menor precio y su mayor autonomía
En sólo dos años el precio de la gasolina ha pasado de 116,55 a 139,59 céntimos el litro. Unos precios que nadie habría pensado que se alcanzarían hace diez años cuando, para el mismo mes con en el que se ha hecho la comparativa (julio), el litro costaba 82 céntimos. De continuar esta tendencia alcista –algo que es más que probable por la evolución del precio del barril de Brent y porque en enero de 2013 subirá el coste de los carburantes ya que desaparece la exención fiscal a los biocarburantes–, resulta esencial buscar formas para reducir el gasto del automóvil. Y, amén de ir a pie, utilizar el transporte público o coger la bicicleta, la fórmula más eficaz hoy para disminuir este gasto es el gas licuado de petróleo (GLP). Un combustible alternativo que, aunque en España sea todavía un desconocido para el ciudadano, ya que hasta hace poco tiempo la propia legislación prohibía su empleo para particulares, es muy frecuente en países de nuestro entorno, como Italia, Polonia, Alemania, Francia u Holanda. De hecho, ya «en Europa hay unos ocho millones de vehículos con GLP», según Repsol. Pero ¿compensa adquirir o transformar un vehículo de gasolina por un bifuel?
¿Compensa?
Lo cierto es que sí, salvo que «haga sólo 10.000 km al año, ya que tardaría unos cuatro años en amortizar la inversión o esté apunto de jubilar su vehículo de gasolina», reconoce Nacho Pérez, de Ircongas, empresa dedicada a la modificación de vehículos de gasolina nuevos o ya usados. En el resto de casos, «transformar un automóvil de gasolina a un bifuel con GLP sale rentable, ya que le costará entre 1.500 y 2.000 euros», asegura Pérez, que explica que no merece la pena transformar un diésel, ya que «al no tener bujías por ser de ignición requeriría una modificación del motor o crear un sistema dual-fuel que sólo podría usar un 20 por ciento de GLP, por lo que en ninguno de los dos casos saldría rentable».
En cambio, la inversión en los de gasolina se amortiza en poco tiempo según el tipo de vehículo, ya que supone un ahorro medio del 20 por ciento en la factura del consumo de combustible a los 100 km. En concreto, el precio del litro de gas está a 0,791 euros, un 45 por ciento más barato que el gasoil. Si bien, ya que el gas (como le pasa también al etanol) es menos eficiente que la gasolina, el ahorro es menor, puesto que un mismo vehículo de gasolina que consuma 8 litros a los 100 km gastará 10 litros de gas. De ahí, que el ahorro final para el consumidor sea de un 20 por ciento. Así si «su automóvil consume ocho litros a los 100 km –prosigue–, este coste inicial lo amortizará a los 35.000 o 40.000 km». Si tiene un coche pequeño de 5 litros, más de 40.000 km, y si tiene un todo terreno o uno de lujo, mucho antes, a los 15.000 km.
En España hay 250 talleres a los que se puede llevar el vehículo para transformarlo en GLP y «en dos días los tienes y si es un Toyota Prius, en menos, lo modificamos en siete horas», añade Pérez. Además, este servicio ofrece el pago a 12 meses sin intereses, por lo que la cuota la paga el conductor con el ahorro.
Las diferencias externas del vehículo antes y después apenas se aprecian. Puede elegir entre tener dos depósitos para el suministro de carburantes o los dos en el mismo tanque aunque con diferentes bocas. Por dentro, el depósito del GLP se ubica en el espacio destinado a la rueda de repuesto, por lo que tendrá que llevar un kit «antipinchazos» por si sucede. Algo que por cierto muchas firmas automovilísticas están haciendo para poder poner a la venta coches más baratos. En lo que más se aprecia el cambio es en el peso, ya que al añadir el depósito de GLP el vehículo pesa unos 65 o 70 kg más si éste está lleno. La ventaja es, a cambio, poder tener el doble de autonomía.
Respecto a la seguridad, el depósito aunque tenga «66 litros de capacidad sólo se llena hasta los 54, ya que por ley el depósito tiene que estar al 80 por ciento máximo de capacidad, porque si hubiera un incendio este margen evitaría que al subir la temperatura hubiera riesgo de explosión», precisa Pérez.
Además, cuenta con apoyos públicos. El nuevo Programa de Incentivos a Vehículos Eficientes contempla a los vehículos que usan GLP entre los beneficiarios de las ayudas orientadas a la renovación del parque por otros de emisiones más bajas. Asimismo, «en Madrid los vehículos GLP están exentos en un 75 por ciento del impuesto de circulación durante seis años y en Cataluña si vas con gas te hacen un descuento de un 30 por ciento en el peaje», recuerda David Fernández de Heredia, gerente de AutoGas de Repsol.
Estos apoyos hacen que, sin pensar en el ahorro por km recorrido, «sólo la compra de un Opel Corsa GLP frente a un Corsa diésel tenga el mismo precio de salida y con las subvenciones sea más barato», explica Ángel Concejo, presidente de la Asociación Empresarial de Concesionarios de Automóviles de Castilla y León y representante de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción, que recuerda que «en la UE hay ya 15.000 estaciones con GLP».
Estas ventajas, unidas al mayor número de estaciones con GLP y a la subida de precio de los carburantes, explican que «en España, que hoy cuenta con unos 8.000 vehículos GLP (en su mayoría, bifuel transformado), se hayan doblado las ventas de GLP en los dos últimos años», explica De Heredia. Y en un futuro irá a más. «Repsol, que ya cuenta con 101 puntos de suministro de GLP en España, se ha marcado como objetivo integrar el gas en sus gasolineras con el fin de crear una red adecuada y eficaz. Para 2015, habrá entre 350 y 400 estaciones de Repsol con GLP y 1.000 en total de otras compañías», añade.
En definitiva, una opción realista, rentable y, sobre todo, práctica, ya que si su vehículo es bifuel no tendrá nunca el temor de quedarse sin combustible, el principal problema de los eléctricos. Y, además, tarda en cargarse el mismo tiempo que uno de gasolina y no se gastan guantes de plástico puesto que no mancha ni huele.
Cómo se origina
-El gas licuado de petróleo (GLP) es básicamente una combinación de moléculas de propano y butano, con trazas de otros compuestos. Tiene dos orígenes: el 60 por ciento se obtiene de la extracción de gas natural y petróleo del suelo. El 40 restante se genera durante el refinado de crudo de petróleo, según los datos de la Asociación Mundial del Gas Licuado de Petróleo (WLPGA). El GLP es, por tanto, un producto secundario que existe de forma natural. Antes se destruía desperdiciando así el potencial de este recurso.
El más utilizado
-Hoy es el carburante alternativo más utilizado en el mundo. «A nivel mundial hay 15 millones vehículos glp», precisa David Fernández de Heredia, de Repsol.
Eléctricos: sobre todo motos
El uso de un vehículo eléctrico supone un importante ahorro por el precio de la electricidad y permite entre otras ventajas exenciones del impuesto de circulación en muchas ciudades. Sin embargo, y a pesar de que las subvenciones suponen un claro estímulo a la demanda de eléctricos, las compras no despegan. De hecho, en España sólo dos de cada diez empresas españolas ve posibilidades al vehículo eléctrico, según el Barómetro promovido por Arval y difundido en el Salón del Vehículo y Combustibles Alternativos de Valladolid. Así, las ventas de automóviles híbridos y eléctricos (los dos juntos) entre enero y septiembre apenas supusieron el 1,4 por ciento del total, según el avance de Matriculaciones facilitado por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). En cambio, sí empiezan a asentarse las ventas de motos «enchufables». Su implantación es doce veces superior a la de los coches eléctricos, según la plataforma online de vehículos AutoScout24. Aunque es cierto que su peso en el conjunto del mercado de las dos ruedas es sólo un 1,2 por ciento del total (frente al 0,1 por ciento de los vehículos eléctricos).
El esperado Hidrógeno
La Unión Europea espera que el cinco por ciento de los vehículos comercializados en 2020 se mueva a partir de hidrógeno. El problema no sólo es la falta de automóviles por la falta de infraestructuras y viceversa, sino también el precio, más elevado que los eléctricos. De ahí que durante la Feria de Valladolid desde la Asociación Española del Hidrógeno se diera también esa fecha para que el precio del automóvil de hidrógeno baje. En la actualidad, ya son varios los modelos, como el Honda FCX, un vehículo de pila de combustible con el que el usuario podría ir de Madrid a Santander sin tener que repostar. Este modelo, no prototipo. dotado de hasta 460 kilómetros de autonomía se diferencia de los eléctricos de baterías en que genera su propia electricidad a partir del hidrógeno que lleva almacenado en un depósito. Asimismo, este año se ha probado en Le Mans, el primer automóvil de competición propulsado con células de hidrógeno que lleva incorporado transmisión eléctrica.
Etanol de segunda generación
El etanol de segunda generación hecho con residuos leñosos (bagazo) de la caña de azúcar es quizá uno de los biocombustibles con más presente y futuro. El pasado mes de junio la compañía brasileña Petrobras anunciaba el primer suministro de etanol de segunda generación. A la espera que este «súper etanol» permita incrementar en hasta un 40 por ciento la capacidad de producción de las plantas de cañaverales sin por ello aumentar la extensión u ocupación de suelo (al utilizar residuos leñosos), la clave para convertirse en un combustible alternativo al petróleo es su precio. Y es que el etanol tiene que ser un 30 por ciento más barato que la gasolina para salga realmente rentable al consumidor, porque es más ineficiente, ya que con un litro de etanol se recorren siete km y con uno de gasolina 8,5. Aunque en Europa el consumo de etanol es bajo, en Brasil ya en 2008 el consumo de etanol fue mayor que el de gasolina. Sin embargo, en los últimos años la situación ha dado la vuelta no sólo porque el precio del biocombustible subió, sino porque la gasolina contó con importantes descuentos de hasta un 20 por ciento. Ante esta situación, la clave son los automóviles flexifuel. Es decir aquellos que permiten utilizar etanol y gasolina según el precio del litro.
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