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Pamplona capital europea del I+D en biotecnología

Pamplona, capital europea del I+D en biotecnología
Pamplona, capital europea del I+D en biotecnologíalarazon

A pesar del previsible recorte de los fondos públicos para investigación y que la apuesta de cambiar el ladrillo por la probeta de laboratorio como modelo de crecimiento parece difícil de creer, lo cierto es que muchas empresas españolas siguen apostando por la biotecnología. Pamplona acoge estos días la feria Biospain, el congreso de biotecnología más importante del sur de Europa, que se celebra cada dos años. Más de 600 empresas de 34 países exponen sus líneas de investigación y de negocio en los campos de la medicina, biocarburantes o ciencias de la alimentación. El panorama del sector en Europa no es de color de rosa y se corre el riesgo de quedar desfasados. José María Fernández Sousa-Faro, presidente de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio) y del grupo Zeltia, aseguró en rueda de prensa previa a la inauguración oficial que "el resto del mundo no está parado y que si Europa no invierte lo suficiente, los investigadores se irán y eso implica más pobreza para el continente". En su opinión, "la internacionalización es una de las claves para que empresas pequeñas, con buenas ideas y proyectos viables. No pueden limitarse a buscar inversión en nuestro país, sino que deben darse a conocer y captar fondos en el extranjeros. En España hay ideas y nuestra presencia en foros internacionales es destacada, pero queda mucho por hacer", añadió Fernández Sousa-Faro.

Por Biospain2010 pasarán destacados ponentes internacionales entre los que destaca Carlos Cordón-Cardo, vicedirector del Departamento de Patología de la Universidad de Columbia (EE UU), que abordará las investigaciones en torno a las células madre tumorales o Larry Fritz, presidente y CEO de Covella Pharmaceuticals.

El presidente de Asebio destacó también la nueva estrategia comunitaria en materia de investigación que se elabora en Bruselas, clave para que en 2030 la biotecnología suponga un 2,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de los países de la OCDE.