Historia

Roma

Salve Montxo

No, no estaban locos aquellos romanos. Lo sabe el actor, que nos pega un repaso a los españolitos de hoy en «Golfus Hispanicus»PARA NO PERDERSEDónde: Teatro Infanta Isabel. C/ Barquillo, 24. Madrid.Horario: desde hoy y hasta el 22 de agosto. De miércoles a viernes, 20:30 h. Sábados, 21:00 h. Domingos, 19:00 h.Precio: desde 18 euros. www.entradas.com www.elcorteingles.es

Salve Montxo
Salve Montxolarazon

No va a arder Madrid, como lo hizo Roma bajo el caprichoso designio de Nerón, pero a buen seguro que Moncho Borrajo es un César incendiario, aunque a su manera: el alocado y excesivo cómico, un «showman» que ha construido su carrera sobre el guiño provocador, regresa a las tablas madrileñas convertido en emperador de la ironía y el sarcasmo. Lo hace en una tragicomedia musical en la que radiografía la España de hoy a través de una lección de historia, viajando hasta aquella provincia ideal que fue Hispania, tenaz ante la conquista pero fiel al imperio en la «pax», la tierra que dio gobernantes ejemplares como Trajano y Adriano. Aunque parece que, con los años, el ejemplo no cundió.

«Golfus hispanicus», oratorio cómico con canciones del «Golfus de Roma» de Sondheim adaptadas libérrimamente por el propio Borrajo, transcurre en el siglo III. César le pide a Júpiter que le permita volver a su patria, Hispania, para comprobar cómo van por allí las cosas. Y lo que se encontrará nos hará pensar, inevitablemente, en otra Hispania, más reciente y conocida por todos. Porque en su viaje, acompañado por un esclavo mudo –al que da vida Antonio Campos–, Monchus Borrajus, si me permiten el juego, va pegándole un repaso a los políticos, las corrupciones y la fauna pública del momento. Detrás de aquellos romanos aparecen en la diatriba del actor, de forma bien explícita, nuestros gobernantes actuales, de Rodríguez Zapatero a Rajoy, pasando por Aznar, González y Rubalcaba. Incluso, la «diosa Merkel» de los «bárbaros germanos». No extraña, claro, que el Imperio romano acabara por derrumbarse. Y eso que no habían oído hablar aún de la prima de riesgo.