Cataluña
Maragall omitió datos para el informe educativo PISA para mejorar resultados
El pasado mes de diciembre, el entonces conseller de Educación, Ernest Maragall, presentó, satisfecho, los resultados del último informe PISA (2009). Los datos demostraban que la educación consiguió en una generación mejorar los resultados y el nivel de los estudiantes, «pese a las cambios sociales».
Barcelona- Sin embargo, en Cataluña la prueba excluyó a numerosos estudiantes extranjeros y con notas bajas lo que podría haber cambiado la conclusión de Maragall completamente, advirtió ayer el catedrático de la UAB, Ferran Ferrer, al introducir un estudio realizado para la Fundación Jaume Bofill a partir del último informe PISA sobre las desigualdades educativas en Cataluña.
El informe PISA, confeccionado por la OCDE, compara el nivel de matemáticas, ciencia y compresión lectora de los estudiantes de quince años, estén 3º de ESO, 4º u otro curso si han repetido, de los países más desarrollados. Dentro de las diferentes normas que la OCDE establece sobre la evaluación, se señala que como máximo puede excluirse, y por motivos muy concretos, el 5 por ciento de los estudiantes. De lo contrario, los resultados pueden no ser válidos. Cataluña, en 2009, excluyó al 5,95 por ciento. Además, la representación del alumnado inmigrante fue inferior a lo que debería haber sido, según Ferrer.
Mientras en 2003 y 2006, más de 1.500 escolares realizaron la prueba, en 2009 sólo lo hicieron 1.381. Por otro lado, en 2006, el 11,9 por ciento de los alumnos que cursaban la ESO eran inmigrantes y de éste el 9,5 por ciento hizo la evaluación. El porcentaje de extranjeros aumentó hasta un 17,5 por ciento en 2009 y, sin embargo, sólo se examinó el 11,2 por ciento. Con todo, el nivel educativo no se resintió, todo lo contrario, los datos apuntaron a que había subido.
Entre las conclusiones del estudio de Ferrer, destaca que «el problema más grave» es cómo se está enseñando a los inmigrantes, ya que su puntuación final es 82 puntos inferior a la de los autóctonos. Algo que no ocurre en países, como Canadá, u comunidades autónomas con niveles de inmigración también altos. Ferrer explicó que para cambiar esta tónica debe evitarse la creación de guetos escolares, «acompañar» a la familia y al alumno y personalizar la educación, ahora demasiado homogénea. Por otro lado, la presencia de más extranjeros en un aula no repercute en las notas de los autóctonos pero sí en las de los propios inmigrantes, a peor. Además, mientras el fracaso escolar se concentra, la excelencia, aún poca, se reparte.
La Generalitat comunicó que analizará este estudio y que son los centros los que aplican los criterios de exclusión de PISA y no la conselleria.
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