Nueva York

París: hay vida después de Galliano

Si preguntásemos en plan encuesta qué recuerda de los desfiles en París de esta pasada semana, la mayoría contestaría dos cosas. Por una lado, la escandalosa y fulminante caída en desgracia de John Galliano, a quien su ya ex jefe Sydney Toledano sustituyó en el tradicional saludo de después del desfile por un montón de modistas que trabajan en el taller de Christian Dior y que, obviamente, ya lo hacían durante la «era Galliano»

 
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Un desafiante acto que muchos interpretan como negación de la propiedad intelectual del magistral trabajo del gibraltareño. Otros muchos nombrarían la aparición sorpresa de Kate Moss en el desfile de Marc Jacobs. Fumando, ajada y con una actitud de desgana ya algo trasnochada, el «comeback» de la top fue todo un momentazo.

Sin embargo, recordaremos París por otros motivos más obvios: las tendencias que ya podemos augurar para la próxima temporada de otoño invierno 2011-12. Y a falta de puesta en común con las propuestas de Nueva York y Milán, la capital francesa nos ha dado ya buenas pistas de cómo veremos los escaparates –y nuestros armarios si nos sentimos cien por cien «fashion»– el próximo otoño. El gran titular sería, sin lugar a dudas, «Año de pieles, año de bienes».

Puede parecer obvio tratándose de la época más fría del año (en el Hemisferio Norte), pero no lo es tanto. Digamos que es una continuación de algunas de la tendencias que ya vimos este pasado invierno, pero con una nueva vuelta de tuerca. Seguiremos llevando pieles, aunque en nuevas versiones. Por ejemplo, el pelo sin rasurar, en plan Yety u «hombre de las nieves», como ya calificaron este pasado invierno las revistas de tendencias de moda, se combina ahora la mayoría de las veces, con cuero y otros materiales en un interesante juego de patchwork en clave leather. Así lo presentan Yves Saint Laurent o Giambattista Valli, por ejemplo, mientras que Loewe y Valentino apuestan por fabulosos abrigos con lo que podrían definirse como volantes en zorro y visón. El cuero también será protagonista, pero porque se tiñe de llamativos colores como el azul eléctrico, el verde botella o los más convencionales nude y rojo. Su prenda estrella, siguiendo la estela de Burberry, será el trench (preparen sus bolsillos, sí). Preciosos los de Loewe, en rojo lipstick, y el de Valentino, de nuevo espléndido.

Sofisticación

El trío de ases en piel concluiría con el pitón. «Nada nuevo», dirán algunos. Pero sí. Esta piel, auténtica, como los botines de tacón stiletto de Balenciaga o las botas eternas de Dior, grabada o incluso estampada sobre sedas y gasas (léase los vestidos de Chloé), será el colmo del refinamiento y la sofisticación. La vulgaridad, en principio, no volverá a ir unida a esta textura o dibujo.

Uno de los grandes olvidados del universo femenino –Delfín o Karl Lagerfeld los potencian, pero siempre con aires masculinos–, los cuellos saltan a escena. Bien de pico junto a profundísimos escotes en «V», como presenta Miuccia Prada para Miu Miu, tipo babero de institutriz o uniforme de colegio, redondeados y blanco sobre negro, como vemos en Louis Vuitton, o en versión maxi y estampada, como reinventa Yves Saint Laurent, destacarán sobre muchos de los «looks» más buscados.

Los aires sesenteros de las mejores «señoritas bien», con prendas de líneas sencillas, trapecio y, sobre todo, detalles «très chic» también se pasearon a sus anchas por la pasarela de París. Atención a los guantes, las propuestas románticas y bicolor, con papelón y guantes, de Lanvin, o al total «look» en rojo, con aires de «working girl» y bolsos tipo Kelly, de Elie Saab. Sencillamente fabulosos.

No se lo piense más. Si aún no lo ha hecho, deberá incluir en su zapatero un buen par de zapatos «de baile». Esto es: con tacón más o menos elevado, plataforma o puntera tipo «peep-toe», pero siempre con pulsera al tobillo. Las diseñadas por Eli Saab son en forma de «T» doble, mientras que Louis Vuitton dota a sus diseños de tres pulseras. Más no se puede pedir. Y por último, quizá la tendencia más sorprendente. Y es que el color por excelencia del invierno será ni más ni menos que el amarillo.

Elegancia y arte

En todas sus modalidades cromáticas y sobre todo tipo de prendas y accesorios. La casa Hermès lo exhibe tanto en atrevidos pantalones de cuero como en los botines a juego, mientras que Dior y Valentino prefieren trasladarlo a la noche para bañar delicados y elegantes vestidos. Givenchy, por su parte, lo combina con artísticos estampados y Chloé, algo más comedido, lo luce en blusas de seda color mostaza. ¿Quién dijo miedo?