España

Cita en Moncloa

La Razón
La RazónLa Razón

La foto del día –de la temporada para Zapatero– son los treinta y ocho grandes empresarios que dan riqueza y empleo a este país, sentados en Moncloa junto al presidente, como antes estuvieron los banqueros, ¿quién se acuerda de eso?

Zapatero ha reunido a las grandes empresas, después de demonizar a los «poderosos» durante seis años, con el mismo propósito con el que lo hizo Aznar cuando les llamó a Moncloa con motivo de la crisis rusa y asiática del 98: para pedirles árnica, para que inviertan más en España. Una petición oportuna con buena foto y mejor mensaje.

Sucede que ahora las cosas son muy distintas y este ambicioso objetivo puede ser una quimera. La confianza para invertir en nuestro país probablemente ya no está en manos de los grandes empresarios, sino en la de los fantasmagóricos «mercados» que les tienen que dar la financiación que necesitan. ¿De qué le sirve a Telefónica hacer un ambicioso proyecto para España si no tiene crédito para hacerlo? ¿O a Endesa proyectar energías alternativas si choca con las mismas dificultades? Porque una cosa está clara: ahora a los inversores el riesgo de España no les gusta.

Nuestro país no es Grecia ni Irlanda, dicen los grandes empresarios, porque «ni griegos ni irlandeses tienen las potentes empresas que tenemos aquí». Cierto. El Banco de Santander, por ejemplo, tiene presencia «extra fuerte» en 10 países, lo que deja reducido su negocio en España a un 17%. Lo mismo sucede con Telefónica, que opera en 25 países, de los que obtiene la mayoría de sus ingresos, o con Repsol, con presencia en 30 países, en los que desarrolla la mitad de su negocio.

Estas grandes empresas de la banca, la energía, las telecomunicaciones, la construcción o las infraestructuras, permitieron que España diera el salto económico de los años 80, pero luego tuvieron que crecer en el exterior. Y no fueron decisiones caprichosas. También entonces mandaban los mercados. Las oportunidades se abrían en países que emergían de manera exponencial sobre España.

¿La reunión de hoy, pues, pretende ser un repliegue? De alguna manera ésa puede ser la pretensión, porque el Gobierno quiere que nuestras empresas giren los ojos hacia España sin abandonar las inversiones extranjeras. Algo que no podrán hacer, si no tienen acceso al crédito.

La reunión de hoy, pues, puede quedarse en una bonita foto y en un catálogo de buenas intenciones: 38 grandes empresarios manifestando confianza en nuestro país y en las reformas de su ejecutivo.

¿Cuál es entonces el problema de fondo? Evidentemente la falta de credibilidad del Gobierno y de liderazgo de su presidente. Con las reformas emprendidas por Zapatero desde mayo, otro líder habría obtenido el doble de réditos. Estamos pues en un callejón, con salida oscura. Para que los inversores vuelvan a confiar en España, para ganar la credibilidad que nos falta, Zapatero tendrá que apretarnos el cinturón mucho y a todos. Gobierno a precio de doblón. Y nos queda un año y medio hasta la convocatoria de elecciones.