Bolsa
Tensa espera
Los mercados cerraron la semana con una mezcla de tensión y cautela. No es bueno, lo sé, pero peor es el pánico. La inquietud se extendió de los mercados a las burocracias: el presidente del Consejo Europeo, van Rompuy, el último burócrata prescindible de la UE, comprobó hasta qué punto lo es, porque Merkel y Sarkozy lo desautorizaron, al convocar una segunda cumbre además de la de mañana domingo. Anticipando la falta de medidas o, aún más grave, los costes que pueden significar las que finalmente se adopten, las bolsas cayeron, sobre todo el martes y el jueves, y las primas de riesgo aumentaron. Ayer viernes los valores se recuperaron.
¿Por qué es tan complicado que los políticos encuentren soluciones para la crisis europea? Hay dos clases de razones. La primera es que ellos son los culpables de haberla creado, o fomentado, o profundizado, o prolongado. Naturalmente, esto es algo que se afanan en ocultar. El segundo tipo de razones tienen que ver con los costes, económicos y políticos. No olvidemos que la recuperación económica, aunque muy débil, llevaba dos años de vida hasta que se interrumpió este mismo verano, encendiendo las alarmas.
Sin crecimiento se acentúan los problemas financieros, de los fondos para rescatar a los países en situación menos sostenible, y de algo que no era un drama acuciante a mediados de 2009, a saber, el incremento de la deuda pública, pero que se ha agravado a medida que los gobernantes decidieron hacer lo contrario de lo que hizo el sector privado, y acometieron irresponsables políticas de gasto que, nos aseguraron, eran necesarias para consolidar la recuperación. Tuvieron, al cabo, el efecto contrario.
Y ahora ¿quién paga? Y, sobre todo, ¿cómo conseguir que lo haga sin darse cuenta o sin protestar demasiado? En eso están las autoridades: todas quieren aparecer como rescatadoras, pero ninguna quiere ser identificada como la responsable de imponer costes excesivos sobre sus propios ciudadanos/votantes. Una candidata al pago puede ser la banca, vía la recapitalización e incremento del «core capital» requerido. Los bancos se quejan, pero están demasiado metidos con los políticos en el sistema. Y los políticos son los que mandan, no los infames «mercados».