Francia

Silencio habla el maestro

Silencio habla el maestro
Silencio habla el maestrolarazon

El suicidio de una profesora en un aula. Un inmigrante africano que miente en el currículum para poder trabajar como profesor en un país lejano (Canadá). La conclusión podría ser obvia: preparen el pañuelo, pero es algo que evita y logra el director Philippe Falardeau: «La secuencia inicial es tan fuerte que no podía permitírmelo, quería una textura parecida al documental». La película no solo evita el tremendismo, sino que sabe retratar la sobreprotección actual de los menores, hasta el punto de que en Canadá está prohibido el contacto físico entre los alumnos y profesor. Como dice uno de los personajes, los tratan como «recursos radiactivos».

«Recursos radiactivos»
Una opinión compartida por el realizador: «Entiendo que se proteja a los niños, pero también que existe cierta paranoia de ver en todos los adultos depredadores sexuales. Además, es negativo también para los niños, pues saben que existe esta prohibición y lo utilizan como amenaza a los profesores de que les acusaran falsamente de haber sido tocados».

El filme es una adaptación teatral, aunque el personaje principal «está intacto», todo lo que le rodea ha salido de la mente de Falardeau, pues se trataba de un monólogo. Sin aspavientos, también aborda la radical diferencia entre la inmigración de primera y de segunda clase que se da en su país: «Canadá tiene mucho terreno y pocos inmigrantes, con lo que se ha dado mucha inmigración para poblar el país. Después del 11 de septiembre ha secundado la política norteamericana de querer extremar la seguridad. Yo he vivido fuera de mi país para conocer el mundo y salí con una idea bastante romántica de la inmigración. Pero esto no tiene nada que ver con toda esa gente que debe dejar su país por cuestiones políticas o económicas».

 

EL FRANCÉS, UN PROBLEMA
La nominación al Oscar como mejor película de habla no inglesa ha hecho mucho por alargar la vida comercial de este filme canadiense. Tanto que se ha estrenado en decenas de países, entre ellos, próximamente, en Francia. ¿Piensa la industria cinematográfica de Quebec, que rueda en francés, en nuestros vecinos como público natural? «No –dice rotundo Philippe Falardeau–, la producción de cine galo es tanta que cuando van al cine prefieren para ver un filme extranjero les gusta escuhar otro idioma, además de los problemas con nuestr acento». Por eso, aventura, es probable que su película tenga más éxito en Alemania y en otros países de habla no francesa.