Santiago de Compostela

Más del 20% de los afectados por VIH sufre discriminación laboral

Tiene un muy difícil tratamiento en un diagnóstico tardío
Tiene un muy difícil tratamiento en un diagnóstico tardíolarazon

El primer estudio realizado en España sobre la lipodistrofia (falta o acumulación de grasa a consecuencia del tratamiento retroviral) revela que el 24 por ciento de los portadores de VIH afirman haber sufrido discriminación en el trabajo. Este trabajo, coordinado por María José Fuster, de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), ha sido presentado en el XIII Congreso Nacional sobre el síndrome, que se celebra en Santiago de Compostela, bajo el lema «Adelántate al Sida», dado que entre el 35 y el 50 por ciento se diagnostica tarde y un 35 por ciento de los portadores no lo sabe.

En cuanto al estudio sobre la lipodistrofia, realizado sobre 706 personas residentes en España con VIH y datos recogidos en enero de 2010, Fuster resaltó en conferencia de prensa que el 35 por ciento de estas personas tienen una alta percepción de la lipoatrofia facial; un 24 por ciento de la lipoacumulación y el 40 por ciento presenta dificultades para seguir el tratamiento (adherencia) por temor a esta consecuencia.

Incluso entre las personas que no desarrollaron este trastorno, el 59 por ciento expresaron su temor a padecerlo, hasta el extremo de que el 19 por ciento ha pensado en abandonar el tratamiento.

La especialista explicó que las personas con VIH están muy expuestas a ser estigmatizadas y discriminadas. Así, el 30 por ciento se han visto excluidas de actividades sociales y, de ellas, más del 21 por ciento lo atribuye a la lipodistrofia; y más del 60 por ciento han sido víctimas de comentarios despectivos o cotilleos, con un 31 por ciento que lo atribuye a esta disfunción.

En este terreno, más del 35 por ciento han abandonado en alguna ocasión el trabajo y algo más del 28 por ciento ha decidido en algún momento no buscar trabajo o no presentarse a una promoción, en un 14 y un 20 por ciento, respectivamente, como consecuencia de la lipodistrofia. También en el ámbito familiar se produce el efecto de la infección, de forma que el 19 por ciento de las personas participantes se han visto discriminadas en alguna ocasión de actividades como cocinar, comer en familia o dormir en la misma habitación.

El presidente del Congreso, Antonio Antela, explicó que en la clínica se ha elevado el nivel de prioridad de la lipodistrofia y los médicos son cada vez más conscientes de este problema. También hizo referencia a la necesidad de la prevención y el diagnóstico precoz, para lo que valoró la estrategia de oferta universal de serología, que ya se aplicó con éxito en Estados Unidos, en pacientes sexualmente activos, de 14 a 65 años, de forma que cada vez que un paciente vaya al médico, se le ofrezca la prueba para que decida si se somete o no a ella, al contrario que el sistema actual, que debe ser a demanda del paciente.

Desde la óptica de la clínica, el especialista Vicente Estrada, del Hospital San Carlos, de Madrid, explicó que la lipodistrofia tiene un muy difícil tratamiento en un diagnóstico tardío, en el que se eleva sustancialmente el grado de irreversibilidad, defendió las técnicas de cirugía plástica, que aportan un gran alivio al paciente, y afirmó que los médicos son ahora más conscientes de la importancia de esta alteración producto del tratamiento.