Atenas

«Operación Papandréu» por Martín Prieto

La Razón
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En la política griega sólo se puede ser Papandréu o Karamanlis; como poco Venizelos, todos ellos hijos y sobrinos de sagas familiares helenas dominantes desde la posguerra mundial. Kostas Karamanlis dirigió la conservadora Nueva Democracia y gobernó Grecia desde 2004 a 2009 como Zapatero. Ignoró la crisis financiera y sus desganadas y tímidas reformas fueron acogidas por protestas generalizadas y una huelga general. Anticipó las elecciones, se retiró de la política y fue sucedido por quién había sido su ministro de Exteriores, el socialista Papandréu. La ominosa herencia recibida le obligó a pedir el rescate griego a la UE y en Atenas se quemaron edificios, aunque vaya en descargo de la derecha de Karamanlis que desde la muerte de Pericles la corrupción y la desprolijidad en el Estado y la ciudadanía cunden a los pies de la Acrópolis. En aquella cumbre de Niza, que parecía un festival de cine, Papandréu apareció sombrío planteando un referéndum en su país sobre las durísimas imposiciones europeas, provocando la ira de Merkel y Sarkozy. Emparedado entre su alterada opinión pública y la inflexibilidad de Bruselas dimitió sin haber tenido nada que ver en la gangrena de las finanzas griegas. Hay que reordenar los factores pero no se altera el producto: ocho años de socialismo son irresponsables según el cerebrazo de Elena Valenciano y siete meses de PP han destruido España, hazaña inasequible para Superman, Batman y el Capitán América, juntos. Incendiar la calle es la consigna de la izquierda, los sindicatos y progresistas de toda laya. Se habla de «guerra» y los manifestantes hacen los números en el agua. Rajoy tiene mayoría parlamentaria, como la poseía Papandréu, pero exigen el referéndum griego y repiten lo del «fraude democrático» porque el PP mudó su programa electoral al aterrizar entre los incendios de un terremoto. Conspiración no habrá, pero lo que hiede es la desestabilización de una «operación Papandréu».