«Aquí se ha puesto de moda meter miedo»

–«El Apocalipsis oculto». ¿Queda algún Apocalipsis por descubrir?
–Yo me he inventado uno en mi novela.

–¿Y qué viene a decir?
–Es un mensaje luciferino. Viene a decir que el hombre se bastará a sí mismo y se emancipará de las religiones tradicionales.

–Por lo que estamos viviendo, ¿cómo se imagina el fin del mundo?
–Se parecerá a un «crash» sistémico, o sea, la paralización de todo: se acabará la seguridad social, los subsidios, la asistencia sanitaria y el dinero para pagar a los funcionarios y las mamandurrias de los políticos; los precios se dispararán, la gente dejará de consumir, las fábricas dejarán de producir y llegará el caos y la violencia.

–O sea, que el Apocalipsis tendrá forma de definitiva y gran crisis...
–Sí, pero yo creo que queda mucho tiempo. Vivimos tiempos de crisis, una apariencia de Apocalipsis, pero esto tiene para rato.

–¿Qué le interesa más, cómo empezó todo o cómo acabará todo?
–Cómo comenzó todo. Una de las causas de esta crisis está en no reconocer que somos obra de un Creador.

–No aseguran eso los evolucionistas...
–Yo soy creacionista.

–Los anuncios apocalípticos suelen venir de fanáticos religiosos...
–Les encanta jugar con el fin del mundo. Se trata siempre de lograr poder a través del miedo. Aquí se ha puesto de moda meter miedo.

–¿El Apocalipsis es cosa de la extrema derecha?
–Más bien de la extrema izquierda, que ha predicado una transformación mesiánica de la historia.

–Dice en su novela que la película «Ágora» se hizo como apoyo a la Ley de Libertad Religiosa...
–Creo que se hizo para eso, pero no ha servido porque es muy mala.

–Subtítulo: «Cuando los hombres adoraban a las mujeres». Eso fue...
–Hasta el siglo XX. Algunas mujeres se empeñaron en no serlopara que no se las adorase.

–¿Quiere decir que ahora los hombres no las adoran?
–Según la violencia de género que nos predican, no. Yo pienso que sí.

–Una novela sobre los poderes ocultos. ¿La fascinación por lo oculto nos lleva a imaginar poderes ocultos que no existen?
–Existen. Los poderes ocultos siempre terminan apareciendo. No hay verdad que permanezca oculta siempre.

–Y parece, ay, que siempre vuelve el contubernio judeo-masónico...