Gobierno de España

Blanco: «El número dos de un líder no puede ser de otro»

Desvincula su retirada de la primera línea de la política del «caso Campeón»

José Blanco, ayer, al término del Consejo de Ministros
José Blanco, ayer, al término del Consejo de Ministroslarazon

La renuncia de José Luis Rodríguez Zapatero a la primera línea de batalla política no será la única baja en el PSOE. El número dos de los socialistas, José Blanco, anunció este jueves por la noche su retirada del primer plano de la escena política española. Al término del Consejo de Ministros, el portavoz del Ejecutivo en funciones accedió ayer de manera «excepcional» a explicar, desde la tribuna de La Moncloa, su decisión de abandonar su cargo en el PSOE, una cuestión de partido no propia de ese foro. Lo hizo para despejar cualquier sombra de duda que exista sobre que su decisión esté relacionada con el «caso Campeón». Por eso desveló que comunicó la misma al presidente del Gobierno a principios de año, fecha en la que José Luis Rodríguez Zapatero le trasladó su intención de no repetir como candidato del PSOE a las elecciones generales.

Unos meses después, en torno a junio, hizo lo propio con el candidato de los socialistas al Ejecutivo central, Alfredo Pérez Rubalcaba. En esa conversación, además, le informó de su negativa a dirigir su campaña electoral de los comicios generales. Blanco consideró entonces y ahora «coherente y normal» abandonar el cargo. «Quien ha sido número dos de un líder no puede seguir siéndolo de otro», en alusión a Rubalcaba, argumentó. Por eso dijo sorprenderle que su anuncio haya causado tanta «sorpresa» entre la clase política y los medios de comunicación.

Con esta referencia temporal sobre cuándo decidió su retirada del puente de mando del PSOE, el titular de Fomento desligó esta decisión de su presunta implicación en el «caso Campeón». El principal imputado en esta trama, el empresario Jorge Dorribo, le acusó del cobro de comisiones irregulares. Aunque su renuncia a seguir siendo el número dos del PSOE no esté vinculada a este escándalo de corrupción, la realidad es que indirectamente conseguirá dejar de ser el centro de atención de los focos mediáticos.

No obstante, el portavoz gubernamental continuará en política, dispuesto a cumplir con los votantes los cuatro años de la próxima Legislatura desde su escaño del Congreso de los Diputados. «Me he presentado a las elecciones, tengo que responder al compromiso con los electores que me han votado. En caso contrario, estaría cometiendo un fraude con aquellos ciudadanos que me han confiado su voto», avisó. Con esta explicación, desvinculó su voluntad de agotar la próxima Legislatura desde la bancada de la oposición de la condición de aforado que le da el acta en la investigación sobre el «caso Campeón». Acto seguido, echó la vista atrás para recordar que no es el primer político que pasa del todo a soldado raso. Como botón de muestra, citó al ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, que continúa de diputado raso en la Cámara Baja, después de haber sido vicesecretario general de los socialistas entre 1979 y 1997.