Sevilla

La Jerez-Los Barrios del PSOE

La Razón
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Sin duda una singular autovía llena de baches y sin sentidos políticos. Un despropósito en la gestión municipal de tal envergadura que dice muy poco de un partido que se suponía mejor dotado para administrar la mayoría de consistorios andaluces. Porque despilfarro, deuda, amiguismo y demás rosarios cantonales los hay en todas las corporaciones locales, en todas. Pero el espectáculo de enfrentamiento, de división, de camarillas y de lucha descarnada que por el poder se observa tanto en Jerez como en Los Barrios bordea en ocasiones lo pornográfico. Aunque no sólo dos puntas tenga el camino, a diferencia de en la vieja canción sudamericana. En Jaén, al principio de la legislatura; en Bollullos de la Mitación, en las últimas semanas; en Pozoblanco; en Castilleja de la Cuesta; incluso en municipios donde el PSOE no gobierna, como Motril o Lepe, las luchas intestinas están desangrando las posibilidades de una victoria progresista. Y de las pasiones turcas en el seno del PSOE de Sevilla mejor ni hablar. Para que luego digan que Chaves ha dejado en herencia una balsa de aceite, no. El problema es que si hace veinticinco años los concejales y alcaldes socialistas supusieron una ilusionante savia nueva, a muchos de los de entonces se les ha subido ahora el poder a la cabeza y ya ni saludan a sus vecinos ni escuchan más argumentos que el elogio perruno o el odio africano hacia quienes creen que pueden arrebatarle el puesto en la lista. El único consuelo es que Griñán lo sabe y por eso pide una y otra vez a sus munícipes que vuelvan a mezclarse con la gente y que ayuden a sus ciudadanos a progresar sin sectarismos de ninguna clase. Y es que muy pronto se dio cuenta el nuevo secretario general de los socialistas andaluces de que con los mimbres locales que se ha encontrado el cesto autonómico se antoja imposible. De momento, Juan Espadas o María Gámez son manzanas sabrosas; pero mayoritariamente, el cesto sigue podrido.