IVA
Salir de «ésta»
Si tuviera que señalar la pregunta que más me han formulado en las últimas semanas no tendría duda alguna a la hora de responder: «¿Saldremos de "ésta"?». Se la he escuchado a los invitados de la radio y la televisión, a la gente que hacía cola conmigo ante la taquilla del teatro, al peluquero de toda la vida, a los vecinos con los que me cruzo en la escalera, a los tenderos y a un largo etcétera demasiado prolijo para detallarlo. Si hay algo que preocupa a la inmensa mayoría de los españoles no es la crisis del Sáhara, ni la agresión de Corea del Norte, ni siquiera la marcha interna de los partidos. Lo que todos quieren saber es si saldremos de esta crisis económica que ZP y los suyos negaron durante años y que amenaza con arruinar todos los logros conseguidos en décadas. Puede que la gente no haya leído a Alberto Recarte, no haya escuchado a Roberto Centeno o no haya visto a Lorenzo Ramírez, pero todos saben que la economía va muy mal y que, como si fuera la marabunta, la crisis avanza devorando todo a su paso. ¿Saldremos de «ésta»? Voy a responder lo mismo que digo a esas personas. Sí, podemos salir de «ésta», pero cada vez nos queda menos tiempo y, si no lo hacemos ahora, perderemos un par de generaciones en el intento. La razón es obvia. Nuestros gobernantes –llámense Gallardón, Montilla o ZP – en una inquietante proporción han gastado lo que no teníamos y ahora hay que pagar la factura y lo grave es que no tenemos dinero para hacerlo. ¿Podemos pedirlo prestado? Llevamos haciéndolo también demasiado tiempo y el día menos pensado podemos encontrarnos con que nos venza un nuevo plazo y nos resulte imposible saldar cuentas. Llegados a ese punto, estaríamos en quiebra y sólo Dios sabe qué consecuencias tendría esa circunstancia para empresas, ahorros y pensiones. Pero ¿podemos o no salir? Sí, pero a condición de que recortemos drásticamente los gastos ahora mismo y, si es necesario, comencemos a vender algunos de los muebles para evitar que nos echen de la casa. En otras palabras, si, en las próximas semanas, ZP no recorta drásticamente el gasto salvaje de autonomías y ayuntamientos exigiéndoles por primera vez en la Historia de la democracia que rindan cuentas; si no liquida las empresas públicas inútiles que albergan a medio millón de espectrales empleados; si no suprime las subvenciones a los titiricejas, a los sindicatos, a los partidos y a la patronal; si no elimina las generosas donaciones y créditos que otorga a dictaduras como la marroquí o la venezolana; si no sanea unas cajas de ahorros corrompidas por la presencia de políticos y sindicalistas; si no aborda la venta de bienes públicos para equilibrar las cuentas, sinceramente, la respuesta es que no, no saldremos de «ésta». Tan clara es nuestra situación que tampoco Rajoy y el PP por mucho que ganen las elecciones y lleguen a crear confianza podrán hacer casi nada si no adoptan esas mismas medidas. Ésa es la realidad y o los políticos comienzan a actuar en consecuencia o ya podemos ir aceptando que el mayor bienestar de nuestras vidas no está por venir, como cantaba Sinatra, sino que se quedó en algún lugar previo a la llegada de ZP a La Moncloa.
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