Melilla

Rajoy afianza su mayoría absoluta

El debate constata la victoria del popular sobre Rubalcaba por 9,9 puntos. Sólo un 2,3% del electorado se replanteará un cambio en su intención de voto. El PSOE ha perdido al 40% de sus votantes desde las últimas elecciones generales. 

Mariano Rajoy, durante su visita de ayer a Melilla
Mariano Rajoy, durante su visita de ayer a Melillalarazon

El PSOE ha quemado su último cartucho, ya nada va a detener el avance del PP hacia la Moncloa. Los que creían que las bases desencantadas del PSOE iban a movilizarse por uno o cuatro debates desconocen que tan sólo un ínfimo porcentaje de votos cambian de destino en el transcurrir de una campaña electoral porque los votantes toman sus decisiones con mucha antelación con relación a la cita con las urnas. De hecho, la inmensa mayoría lo decidió hace al menos un año, tras meses de meditación. Sólo unos pocos se mantendrán en la confusión hasta el último momento. No obstante, no serán suficientes para cambiar el curso de la Historia. El afianzamiento de Rajoy como próximo presidente del Gobierno es un hecho incontestable a estas alturas del proceso electoral.

El debate televisivo tiene dos consecuencias inmediatas; la primera que deja constancia de la victoria de Rajoy sobre Rubalcaba por 9,9 puntos; la encuesta de NC REPORT para LA RAZÓN nos habla de un 45,1% favorable al líder del PP frente a un 35,2% del candidato socialista (distancia que otros medios elevan aún más); y la segunda, el escaso poder movilizador que el enfrentamiento ha ocasionado en un electorado especialmente desmotivado; tan sólo el 2,3% afirma que se replanteará un cambio en su intención de voto.

Únicamente con la opinión de los actuales votantes del PP no se alcanza ese porcentaje de aprobación para Rajoy del 45,1%. Los populares, que andan sobre el 46% del voto válido a candidatura, cuentan con el respaldo del 29,1% del censo, por lo que un 16,0% de ciudadanos se han sumado a la opinión del electorado popular para alcanzar ese 45,1% de españoles que vieron a Rajoy como vencedor del debate. Es muy significativo que Rajoy obtenga un grado de aprobación muy superior al conseguido en los debates anuales sobre el Estado de la Nación.

En el caso del PSOE, cuentan con el voto del 19,6% del censo, que se convierte en el 31,4% del voto a candidatura. A ese 19,6% se le ha sumado el 15,6% del censo, con lo que han logrado el 35,2% de las opiniones favorables a Rubalcaba.

El número de indecisos ronda los cinco millones y medio de ciudadanos, el 15,3% del censo. El debate originó que el 15% de los que dudaban qué hacer el 20-N tomaran una decisión, esto supone la movilización de alrededor de ochocientas mil personas, de las que aproximadamente la mitad optarán por votar al PSOE, mientras que el resto se reparte entre los demás partidos.
Esta atomización del voto impide que tenga consecuencias en el reparto de escaños pronosticado por las últimas encuestas. También hay que tener en cuenta que el 49% de los indecisos al iniciarse la campaña electoral eran ex votantes del PSOE, mientras que el 28% eran ex votantes del PP, el 6% de IU y el 17% restante de otras opciones políticas. Es pues lógico que cualquier efecto movilizador tenga al PSOE como principal receptor de voto, ya que desde las pasadas elecciones generales había perdido el 40% de sus efectivos frente al PP, que mantiene la lealtad del 90% al 91% de sus votantes.

La expectación del debate televisivo fue un 20% menor que la registrada en 2008; entonces quince millones siguieron el enfrentamiento entre Zapatero y Rajoy. Ahora no han llegado a doce millones y esta circunstancia es reflejo de la apatía electoral de esta campaña en donde los últimos datos de participación eran del 67,5% frente al 73,8% de las anteriores elecciones generales, por lo tanto la abstención pasa del 26,2% al 32,5%, incrementándose en un 24%. A ello contribuye decisivamente el que haya alrededor de dos millones de ex votantes socialistas con la intención manifesta de abstenerse el próximo 20-N.