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Jaén se tiñe de rosa

 

Jaén se tiñe de rosa
Jaén se tiñe de rosalarazon

El parador de Jaén se ha vestido de luces esta semana por una buena causa. Dado que el 19 de octubre fue el Día Mundial del Cáncer de Mama, el Castillo de Santa Catalina fue uno de los lugares escogidos dentro de la ciudad de Jaén para poner un granito de arena más en la concienciación de la lucha contra el cáncer de mama.
Junto con el castillo, el parador de la ciudad se iluminó también de rosa durante las noches del 17 al 19 de octubre en apoyo a la iniciativa. La Junta Provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer escogió el castillo de Santa Catalina y otros edificios emblemáticos para que el color rosa invadiera la ciudad.
La privilegiada situación del parador, en pleno Cerro de Santa Catalina, lo convertía en un buen punto a través del cual concienciar a la gente sobre esta enfermedad que afecta a muchas mujeres en España.
Además, los huéspedes pueden encontrar en él el sitio idóneo para descubrir todo el encanto del Renacimiento andaluz, ya que su aspecto monumental se mantiene en el interior. En él, destacan los impresionantes arcos cruzados a 20 metros del salón principal, el amplio comedor de marcado carácter árabe y las confortables y acogedoras habitaciones con vistas panorámicas a la ciudad.

Comodidad con arte
Las estancias se dividen en 37 dobles, seis de ellas con cama de matrimonio, y ocho habitaciones individuales. Todas ellas equipadas con minibar, televisión, baño individual, aire acondicionado... El agradable clima de Jaén permite también que los turistas puedan refrescarse en la piscina de temporada, con la que cuenta el hotel, tras visitar esta atractiva ciudad andaluza.
El conjunto del hotel, decorado en tonos suaves, se complementa con una variada muestra gastronómica de la comarca, en la que destaca el ajo blanco, elaborado a base de ajo, aceite, almendras y pan que encandila al comensal, ya que es una deliciosa mezcla de sabores. Los huéspedes tampoco pueden abandonar el Parador de Jaén sin probar recetas como la terrina de perdiz, la pipirrana o el ciervo al estilo de baños. Para rematar la faena, nada mejor que asomarse al ventanal, y disfrutar de las vistas.