Atenas
Merkollande quiere a Grecia en el euro
El primer encuentro entre los líderes deja patente el compromiso de ambos con Atenas. Hollande presenta sus condiciones sobre el crecimiento
PARÍS- El esperado encuentro con Angela Merkel puso ayer fin a una jornada que empezó para François Hollande con su investidura como presidente de la República Francesa y que estuvo cuajada de contratiempos por culpa de la meteorología. Con más de una hora de retraso, el socialista llegó a Berlín, primera cita de su agenda internacional, después de que el avión presidencial fuera alcanzado por un rayo y tuviera que regresar a París y cambiar de aparato. Además de simbólica, esta primera toma de contacto, de la que no cabía esperar resultados concretos, sirvió para poner a prueba la sintonía entre dos mandatarios de signo opuesto, pero personalidades que en común tienen el sentido del pragmatismo. Un sentido que les llevó a afirmar al unísono que respaldan la continuidad de Grecia en el euro, pese a la tormenta política desatada en el país heleno por la convocatoria de nuevas elecciones tras ser incapaces de formar Gobierno.
No obstante, Hollande aprovechó esta primera reunión para trasladarle a la canciller su visión acerca de la situación actual de la Unión Europea, que a su juicio «es grave», así como de lo que ambos pueden hacer «para encontrar una solución para que la austeridad deje de ser una condena». El recién investido presidente francés pidió a su homóloga alemana que contemple «todas las opciones [sobre las políticas de crecimiento] sobre la mesa» de cara a la cumbre informal que mantendrán los jefes de Estado y de Gobierno europeos el próximo 23 de mayo. Y puso como ejemplo la cuestión de la emisión de los eurobonos, una opción hasta ahora descartada por Merkel. Aunque la dirigente alemana parece haber suavizado sus posiciones y aceptado un pacto de crecimiento, pero sin tocar el tratado ya aprobado. La reunión bilateral de ayer en Berlín escenificaba el fin del binomio «Merkozy» como símbolo de la austeridad que ha marcado la política europea de los últimos meses y que, según el socialista, no es una solución frente a la crisis. Preguntada si tenía temor a las demandas planteadas por Hollande durante la campaña electoral en Francia, Merkel señaló que «rara vez tengo miedo, porque es mal consejero en la política».
En su discurso de investidura, horas antes de entrevistarse con la canciller, el presidente francés se comprometió a «enderezar a Francia con justicia» y detalló entre otras prioridades la apertura de «una nueva vía en Europa». Para ello, propondrá a sus colegas europeos un pacto que «aliará la necesaria reducción de la deuda al estímulo de la economía». «Para superar la crisis que la golpea, Europa necesita proyectos, solidaridad, crecimiento», subrayó, consciente de que Europa entera mira y espera mucho de Francia.
Si París como Berlín, locomotoras de Europa, están condenados a entenderse, Hollande no puede ceder demasiado en ese punto ante la canciller. La renegociación es una promesa de campaña y los electores franceses podrían sancionarle en las urnas en las legislativas de junio si no la cumple. El jefe de Estado socialista necesita que su partido y la izquierda ganen esos comicios para dar una mayoría parlamentaria al nuevo Gobierno que hoy se anunciará.
En la entronización ayer como presidente de la República, quiso ya marcar distancias con su predecesor con una ceremonia más sobria. Una ruptura que también extiende al modo en que entiende desempeñar el supremo poder. No como un «hiperpresidente», sino como un responsable que fijará «las prioridades», pero «no decidiré sobre todo ni en lugar de todos», afirmó en su discurso de investidura como séptimo presidente de la V República. En una apenas velada crítica a su predecesor, Hollande aseguró que los derechos del Parlamento «serán respetados», la Justicia «dispondrá de todas las garantías de independencia» y el poder del Estado, que será «imparcial», se ejercerá «con dignidad pero simplicidad». Durante la campaña electoral, acusó a su rival de haber dividido a la sociedad francesa con un duro discurso sobre la inmigración y la identidad. «El país necesita sosiego, reconciliación y unidad», añadió el flamante presidente, que ayer rindió homenaje al fundador de la «escuela laica, gratuita y obligatoria», Jules Ferry, y a la premio Nobel Marie Curie, de origen polaco, como «ejemplo de integración». Una voluntad de distancia que explicaría el frío apretón de manos con que despidió a Sarkozy.
El primer cara a cara entre Merkel y Hollande
El primer encuentro bilateral entre el recién investido presidente francés, François Hollande, y la canciller Angela Merkel acaparó ayer el interés de toda la Prensa internacional. La edición digital del prestigioso diario francés «Le Figaro» tituló: «Hollande pone sus condiciones a Merkel». Y destacaba que ambos dirigentes hubieran puesto en común sus posturas sobre el relanzamiento de Europa. La cabecera alemana «Die Welt» también abría con el mediático encuentro y titulaba; «Merkel y Hollande ensayan su amistad política». Frente a las turbulencias económicas y políticas que sacuden a la zona euro, el periódico alemán subrayó que el presidente francés hubiera acudido a Berlín con sus propuestas para aflojar el «pacto fiscal» que defiende Merkel. Las dos cabeceras insistían en que se trataba de una primera toma de contacto y que ambos líderes «están condenados a entenderse» por el bien de la Unión Europea.
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