Albacete
El círculo maldito del asesino de El Salobral
Su ex novia se ahorcó y sus amigos tuvieron un trágico final: uno murió en un accidente de tráfico y otro se tiró a la vía del tren tras pasar por la cárcel
EL SALOBRAL (ALBACETE)- Juan Carlos Alfaro «era un chico muy bueno, no sabemos qué le pudo pasar». Así contestan la mayoría de vecinos del convulso pueblo de El Salobral, a 14 kilómetros de Albacete. Saludaba cada mañana a Vicenta, que vive en una calle paralela: «Cogía su moto y le veías correr por todo el pueblo. Le gustaba mucho». Nadie aporta un comentario negativo, «el pueblo es como una piña. Todos nos queremos», insiste el tío paterno del joven, Francisco. Sólo es necesario una charla un poco más profunda para descubrir que «El Fraguel», su apodo desde la adolescencia, también tenía sus «cosas». Su afición a la caza y a las armas de fuego le llevaron a almacenar más de 15, de forma legal, en su casa, además de algunas granadas y de un equipo profesional: máscaras antigás y unas gafas de visión nocturna con las que salía a cazar de noche. Estaba muy preparado. De ahí el miedo de los vecinos durante el fin de semana cuando la Guardia Civil rastreaba los maizales que rodean la localidad albaceteña. Como reconocen los propio agentes, el asesino confeso de Almudena Márquez y de otro vecino, Agustín Delicado, del que había sido amigo pero con el que, al parecer, había tenido una riña días antes, «sabía muy bien a por quién iba», sostienen varios vecinos. Disparó al abuelo político de la menor de 13 años. Le hirió y desapareció. Casi 48 horas más tarde, después de una larga negociación, se suicidó de un disparo en la cabeza.
El Salobral es un nido de rumores, de comentarios contradictorios. Un pueblo en el que todos se han visto alguna vez, pero en el que nadie se conoce. Juan Carlos, durante su adolescencia, pasó poco tiempo en el municipio de su niñez, «prefería venirse a Santa Ana», comenta un joven con el que salía hace años. «Cuando venía por el pueblo era un chico alegre. Pero luego se juntó con los chicos de su pueblo, de su quinta, y cambió. Se metió en temas de drogas», insiste este amigo de la infancia. Como explica, del grupo de ocho que salían a divertirse, «sólo quedan tres». Lo confirma Silvia, vecina de Aguas Nuevas: «Uno de los jóvenes con los que salía pasó por la cárcel y años más tarde se tiró a las vías del tren». Otro de los jóvenes con los que se movía Juan Carlos tuvo un accidente de coche en una carretera del municipio. «Todo por drogas», insisten. Silvia también recuerda a «El Fraguel» como «un chico normal, se divertía como todos». «E incluso –recuerda– estuvo saliendo con una chica del pueblo (Aguas Nuevas). La vida de esta chica también fue muy trágica: años más tarde de que dejaran su relación se ahorcó. Tenía una vida difícil», insiste la joven.
Ruptura sentimental
Almudena y Juan Carlos eran vecinos y hace unos ocho meses comenzaron a tener una relación más allá de la mera vecindad. Así se lo contaba la menor a sus compañeras de colegio. Ayer se retomaron las clases en el Instituto Pinar de Salomón, en Aguas Nuevas, al que acudía desde hace dos años Almudena. «Les hemos ofrecido apoyo psicológico a los niños y queremos que se olviden de esto lo antes posible», afirma Paco, el director del centro. «A los dos les gustaba la música "heavy"y empezaron a intercambiarse discos. Poco a poco comenzaron a verse más a menudo y la venía a recoger al colegio», insiste Esther, una de sus compañeras y con la que Almudena compartía detalles del comienzo de su relación. Hace unos tres meses, «dejó de decirle que le quería y él empezó a perseguirnos con su coche. Incluso fue al instituto a gritarle, a insultarla. La llamaba "guarra"», explica cabizbaja. Esther no iba con la menor cuando Juan Carlos le disparó, la acompañaba Ana Belén y un primo suyo que estudia en un internado de Murcia. Los dos salieron ilesos. «La amiga de Almudena nos contó que él apareció en el coche y le insistió para que se subiera. Cuando ella se negó le disparó», cuentan las menores. A Ana Belén y a su primo les dejó salir corriendo. No eran su objetivo.
Su «nido de amor»
Ironías del destino, el lugar donde Juan Carlos y Almudena se refugiaban para dar rienda suelta a su amor, lejos de las miradas indiscretas de los vecinos del pueblo, está justo al lado del sitio donde el asesino de la chica de 13 años se quitó la vida. Se trata de una caseta situada en la misma finca familiar de caza donde «El fraguel» se atrincheró durante siete horas. Allí tenía varios aparatos para hacer gimnasia y se entrenaba además en artes marciales. La finca, que se encuentra a las afueras de El Salobral (Albacete), está a escasos dos kilómetros del centro de la localidad.
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