Hollywood
Esto no es Hollywood
La diversidad de los invitados del enlace poco tenía que ver con el glamour de la época dorada de Grace Kelly
Cuando por un lado se escoge algo de flor de lis, se le añade un toque de Cannes, algo de glamour de las pasarelas y se adereza con millonarios de nuevo cuño, el resultado puede ser un evento inolvidable, o bien una boda monegasca con alfombra roja y aspiraciones de Hollywood, pero alejada de todo protocolo y de grandes dosis de elegancia. Destellos los hubo ayer en el Principado, aunque sólo sea porque Carolina y su hija, tienen el gen «GK» (Grace Kelly) predominante. Y eso, se tiene, porque no se puede comprar. Estefanía ha demostrado que es más de la tía Antoinette. No sólo por su alocada vida, sino a la hora de lucir palmito. El propio equipo encargado de organizar la ceremonia informó de que para establecer el orden de entrada se ha mezclado «el protocolo monegasco, el real y el republicano, sin olvidar el de cortesía», y de que las personalidades de alto rango iban a acudir en último lugar, entre ellos el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, sin su mujer, Carla Bruni.
Las Casas Reales cumplieron. Las que fueron, claro está. Los únicos monarcas reinantes: los de Suecia. La reina Silvia, con un vestido brocado morado, combinado con una pamela del mismo tono, siempre sale airosa de los pase-pose. Su hija Magdalena acertó con el color nude y un favorecedor tocado con una gran pluma. Sin embargo, la heredera Victoria pecó de sobriedad y resbaló con el casquete en la parte trasera de su recogido.
Carlota Cashiragi volvió a vestir de Chanel, aunque en esta ocasión se trataba de un maravilloso vestido de la colección de alta costura de esta primavera/verano. Llamaba la atención, además del tocado con redecilla negra tipo velo, su amplio escote barco, similar del del vestido de la novia, la abotonadura central y su gran lazada de color negro en un lateral. Como anécdota, decir que este mismo look lo lució en enero de este año la actriz y modelo alemana Diane Kruger. Y al margen de la otra estrella, las invitadas más estilosas se decantaron por dos vertientes muy claras: los tonos pastel o la opción color block (colores fuertes y llamativos).
Muy elegante y en tonos apagados fue Mette-Marit, con un vestido tipo lady-like con escote en gasa. Magdalena de Suecia iba tan poco acertada en raso beige. Entre los colores más llamativos destacó el vestido de Clotilde Courau, esposa de Filiberto de Saboya, de naranja con doble volante vertical en el escote y Matilde de Bélgica, con un minimalista vestido azul con escote «babero» y accesorios grises, o Máxima de Holanda, de un atrevido mostaza. Para cerrar el repaso de las monarquías, cabe señalar la presencia de la princesa Mary Donaldson y su esposo Federico de Dinamarca, ya que sus atuendos fueron los más originales y atrevidos. Ella, con un color flúor en gasa que le favorecía sobre todo de perfil, mientras el príncipe se despachó con un «horror vacui» en el chaleco.
Sarkozy, sin Bruni
Entre los representantes estatales, se echó de menos a Carla Bruni, pero cumplió su esposo Nicolás Sarkozy. También se pudo ver al presidente de la FIA, Jean Todt y a la exmodelo francesa Inés de la Fressange, acompañada de sus hijas, o al actor británico Roger Moore y a su mujer, matrimonio habitual del Principado, y al que los monegascos recibieron con aplausos. Vítores también obtuvo el diseñador alemán Karl Lagerlfeld, muy próximo a la familia Grimaldi, y la esposa del ex presidente de Francia Jacques Chirac, Bernardette, con un vestido azul noche, así como la emperatriz de Irán Farah Diva, con un conjunto color lima.
Princesas de día, reinasde noche
No acertó con el vestido de la boda, pero dio en el blanco por la noche con este elegante modelo. Las princesas se deshicieron tras la ceremonia de los tonos nudé y los empolvados para dar rienda suelta al azul eléctrico, el rojo, el verde y el fucsia. Este último fue el tono elegido por las princesas Mary de Dinamarca y Matilde de Bélgica. Por su parte, Carlota Cashiragi volvió a recurrir al azul pastel, exactamente el mismo tono que lució la que es desde anteayer su tía, Charlene, en la ceremonia civil.
El detalle
LA ANTI PIPPA
Se echó de menos la presencia de la familia real británica en la boda. Y, sobre todo, a Pippa Middleton. Tal fue el revuelo que originó durante el enlace de su hermana Kate con el príncipe William, que la dama de honor de Charlene, Donatella Kentch, intentó copiarla. Las comparaciones siempre resultan odiosas, y más en este caso.
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