Feria de Bilbao
Dolores de triunfo y de drama
Rafaelillo pudo abrir la puerta grande y Joselillo resultó herido grave.
La de Dolores llevaba el triunfo y el sufrimiento en el mismo encierro. Fue una realidad el dolor de la carne sajada, capaz de arrebatar la ilusión y el gozo de todo lo vivido, que fue mucho en una tarde importantísima para Rafaelillo. Le abrió la piel a Joselillo el sexto, le hirió justo cuando llevaba a gala el honor de sentirse torero para hacer el esfuerzo ante un toro con el carnet de asesino en serie. Se mascaba la tragedia, en esa agilidad de cuello que tenía el toro que no llegaba a entrar en el muletazo. Una agresividad huracanada capaz de demolerlo todo. Y así pasó. Que lejos de entrar, se fue derecho al torero y lo prendió con violencia, seco, hasta dejarlo deshecho y maltrecho en el ruedo. Punto final a la tarde que tuvo que redondear Rafaelillo. Había sido su tarde, y muchas tardes después no caerá en el olvido. Por justicia, derecho, esfuerzo y decisión el murciano tendría que haber abandonado el Madrid de su alma a hombros. El lote así lo mereció, y también la honestidad del torero. La corrida de Dolores Aguirre lidió dos toros de triunfo: primero y cuarto. Su lote. Un milagro que todo esto ocurriera aquí, por estas fechas. De ese binomio formado por Rafael (no se puede mantener el apodo con diminutivo de Rafaelillo a un hombre que estuvo tan inmenso) y el cuarto de Dolores Aguirre, que a punto estuvo de rajarse pero se mantuvo en esas alegres arrancadas a media altura, fluyeron los pasajes de más emoción. Madrid se puso en pie. Rafael se los ganó desde el principio, cuando entró en el camino de la cadencia, del relajo en el toreo diestro. Rompía el torero así de un plumazo toda la sugestión que rodea a este tipo de corridas, duras de roer y para la batalla. Impregnó de torería el comienzo y el público se entregó. A partir de ahí dábamos la bienvenida a un romance. La faena no renunció nunca a la intensidad, aunque se desarrolló por ese camino más forzado, en un toreo ligado, atacando al toro y sorprendiendo en los remates. Variado, explosivo, torero... Una media estocada acabó con la obra, con el animal, con la emoción y quizá esa falta de rotundidad en la suerte suprema hizo que se tuviera que conformar con un trofeo, cuando se presagiaba que toda esa magia podía acabar en dos. Lío gordo en Madrid. Otro le habían pedido con fuerza en el primero. Boyantía, nobleza y entrega tuvo el toro. La joya de la corona. Sembró el torero muletazos buenos y remató con esa estocada que hubiera puesto el colofón de oro en el cuarto. Pero estas cosas vienen así, y al presidente no le pareció suficiente la petición del público. Se desmoronó la puerta grande: ese bendito viaje hacia la calle de Alcalá que puede cambiar tu vida para siempre. Esa oreja recompensaría muchos esfuerzos y todos esos miedos que agonizan en soledad antes de matar una corrida como la de Dolores, pero la tarde se mereció más. A Joselillo le cayó el lote más complicado que echó ayer la ganadera. El segundo toro tuvo muchas complicaciones; reponía y, sobre todo, resultó una incógnita a desvelar que evolucionó más rápido que cualquier cabeza. Tomó bien la primera tanda diestra, peor por la zurda y cuando el de Valladolid regresó a tomarle medidas por la derecha, no había manera de colarle un gol. Desconcertante. Cumplió el torero y salió a darse con el sexto. Y lo pagó. A Fernando Cruz no le corrió la suerte de su parte. El primero por rajado y manso no valió. Sí para que su banderillero Juan Navazo se desmonterara tras un gran par en la cara y puesto en el tercio, al calor de las tablas, porque de ahí ya no quería salir el animal. El quinto fue el remiendo de Fernando Peña, de muchos kilos, gran suavidad y tan pocos bríos que hacer el pino puente delante de él tampoco hubiera centrado la atención. Una pena. La de Dolores que tuvo para el triunfo y el drama, no tenía nada guardado para el tercero en discordia. Mas no nos aburrimos. Ni un minuto.
Las Ventas. 4ª de la Feria de San Isidro. Se lidiaron cinco toros de la ganadería de Dolores Aguirre, y el 5º de Fernando Peña. 1º y 4º, buenos; 3º y 6º complicados. Lleno. -Rafaelillo, de azul y oro, estocada, aviso (vuelta); media (oreja); dos pinchazos, estocada y descabello en el que mató por Joselillo (silencio).-Fernando Cruz, de burdeos y oro, estocada, descabello (silencio); estocada, descabello, aviso (silencio).-Joselillo, de grana y oro, estocada que hace guardia, pinchazo, estocada, aviso (silencio); cogido. -Parte médico: Herida de 20 centímetros en el muslo derecho. Pronóstico grave.
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