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Tarjeta roja

La Razón
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No salen las cuentas, y las que salen, decepcionan. No puede ser que una ley que todas las fuerzas políticas tardaron once años en aprobar esté llena de lagunas, agujeros negros y algún aspecto anticonstitucional que ha hecho que Europa se lleve las manos a la cabeza al conocer esta ley contra la violencia de género. No funciona porque es imposible aplicarla. No hay medios materiales, humanos ni económicos para hacerla cumplir, por lo que esta ley es papel mojado. Se han equivocado y sus errores cuestan vidas, pero lejos de reconocerlo ellos prefieren mirar hacia otro lado y verter toda la responsabilidad en las maltratadas por no denunciar. Lo que no cuentan es que no basta con denunciar si ellos no cumplen con su obligación y huelga decir que no lo hacen. Urge una ley eficaz.
Esta ley nació con vocación de proteger a la mujer pero insiste en anular al hombre, sea o no maltratador. Se les ha ido la fuerza y la efectividad de la ley en gestos de dudoso gusto, en nombramientos inútiles, en campañas de publicidad donde la hipocresía oficial ha llegado a utilizar la imagen de una productora de televisión que se lucra en los platós banalizando el verdadero drama de las verdaderas mujeres maltratadas. ¿Es así como quieren concienciar a la sociedad? La sociedad está de sobra concienciada, los que no están a la altura son sus legisladores y sus jueces. Con semejante masacre humana no sé qué hacen dándose premios la ministra de Sanidad y la otrora ministra de Igualdad. ¿Qué celebran exactamente? No será el éxito de la tarjeta roja...