Defensora del velo integral

La nueva primera dama de Egipto, Naglaa Ali Mahmud, es el reflejo del gran cambio que tendrá lugar en el país y de todos los miedos y polémicas que lo rodean. La esposa de Mohamed Mursi no lleva su apellido, sino que se hace llamar Um Ahmed (madre de Ahmed, el hijo mayor del matrimonio), tal y como manda la tradición. Viste el tradicional velo que cubre la cabeza y el torso, por encima de una amplia vestimenta que llega hasta los pies, siempre en colores discretos. No lleva maquillaje ni ningún complemento y no tiene demasiado «glamour» ni estilo, como su antecesora, Suzanne Mubarak. Para muchos, representa a la mujer egipcia real, mientras que para otros no puede ser la imagen femenina del país, sobre todo en el extranjero. «La esposa de Mursi es como la mayoría de las egipcias», asegura Amany Tawil, directora del programa de mujeres del centro de estudios Al Ahram. «Ella y su marido proceden de un entorno humilde, como millones de egipcios», destaca Tawil. Um Ahmed nació en un barrio popular de El Cairo y se casó a los 17 años con el ahora presidente, con el que tuvo cinco hijos. Es ama de casa y no tiene una carrera universitaria, aunque sí habla idiomas. Su conservadurismo plantea dudas a la hora de codearse con dignatarios internacionales, pero Tawil asegura que el problema no será su religión, sino su deseo de no ejercer un rol político: «Ella no es y no quiere ser como Suzanne, aunque probablemente llevará a cabo actividades caritativas», como hacía la ex primera dama, odiada por muchos por ser elitista y querer acaparar todos los focos.