F.C. Barcelona
El enfado de Pablo Infante
El Mirandés no se resigna y promete pelea en San Mamés
Miranda de ebro- –Bueno, pues esto se ha acabado, ¿no?
–Es que son las semifinales...
La conversación se repetía entre los seguidores del Mirandés después de caer 1-2 ante el Athletic en Anduva. No pararon de gritar el «Sí, se puede» durante los diez minutos posteriores al final del encuentro. Animan, aunque en el fondo se dan por satisfechos con lo que han vivido hasta ahora. Su objetivo real está en ascender a Segunda División por primera vez en su historia.
La Copa está siendo un sueño. Ni un reproche al equipo. Todos contentos... O casi todos. La afición, sí, mucho. Los jugadores, no tanto. Pablo Infante, un tipo risueño, estaba enfadado, serio después del partido. «Para mí esto no es una fiesta. Estábamos con unas ganas tremendas y nos han ganado. Hay que felicitarlos», reconoció el ídolo local. Ser un equipo pequeño no quiere decir que no tengan orgullo o que no sean competitivos y profesionales. Más allá de su proeza, la derrota les duele. No se conforman. «Está claro que no pensábamos llegar hasta tan lejos, pero una vez aquí...», añade Pablo. Con otra actitud, no hubieran podido superar a un «Primera» (Villarreal), después a otro (Racing) y más tarde a otro (Espanyol). «A San Mamés vamos con respeto, pero no de fiesta», advirtió Carlos Pouso, el técnico del Mirandés. La eliminatoria está muy difícil, pero no se resignan a darla por perdida. En El Madrigal y en Cornellà-El Prat el equipo de Segunda B ya consiguió marcar dos goles. «Son los que necesitamos como mínimo y lo vamos a intentar. Vamos a morir matando», continúa el calvo del conjunto de Miranda. «Hemos marcado un golito al que nos vamos a agarrar», prosigue Infante. «Ha sido el gol de la esperanza. En San Mamés vamos a intentarlo», afirmó Lambarri.
«Muchas felicidades»
Los rivales del Mirandés son los primeros que admiran su gesta. «Es espectacular lo que está haciendo esta temporada, muchas felicidades», opina Llorente, el principal culpable del resultado del martes. La admiración es mutua. «Impusieron un ritmo altísimo y movieron el balón a una velocidad increíble, con el desgaste físico que eso supone para cuando lo recuperas. Nunca me había enfrentado con un equipo así», desveló Pablo Infante. «Miraba a los del Athletic y pensaba que eran mucho más grandes que yo», sintió Lambarri en el campo.
Al día siguiente del partido, el fútbol seguía siendo el tema de conversación en Miranda. Cómo lo vivió cada uno, dónde... La ciudad seguía repleta de banderas y bufandas. La crisis queda aparcada por unos días más.
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