Metro de Madrid
Vivir en un vagón de tren
Pensada para quien se aburra fácilmente del mismo paisaje, esta propuesta de vivienda rodante recicla los vehículos desguazados, adaptando las instalaciones a las exigencias de los clientes, también las medioambientales. Todo por 40.000 euros
Mirar por la ventanilla de un tren en movimiento sigue siendo, dos siglos después de que el mundo se llenara de estos monstruos de hierro, uno de los grandes placeres de viajar. Trenes históricos, como el Orient Express de Agatha Christie, le añadieron una dosis suficiente de glamour y cierto sabor colonial. Para quien esté pensando cambiar de casa o comprar su primera vivienda, viejos vagones desguazados pueden convertirse en elegantes y económicas residencias… Y, además, móviles.Desde 2006 la empresa española Wagonstill se dedica a recuperar destartalados vagones, sobre todo de los años 50 a los 70, que compañías como Renfe han desechado, para transformarlos en cómodos alojamientos de entre 24 y 34 m2. La idea, cuenta Miguel Huidobro, responsable y fundador de la empresa, se la dio su médico «desde entonces el número de vagones en venta o para desguace han empezado a descender» porque ha aparecido cierta competencia, aunque con matices.
El proceso comienza cuando la compañía ferroviaria (debido al descenso de oferta, están empezando a ser más extranjeras que españolas), da el aviso de los vagones que se encuentran en vía muerta. Tras la compra se realiza una limpieza exhaustiva del interior y exterior del vehículo, se traslada hasta donde indica el futuro dueño. Por último, se instala en el lugar elegido y se inicia la rehabilitación a gusto del cliente. «Al principio, sobre todo, hay que quitar porquería, óxidos, lijar los tablones…», matiza Huidobro. Se trata de devolver la nobleza a los materiales naturales, hierro y madera. Después un equipo de técnicos, interioristas, paisajistas, etc. redecoran la estancia, dividen los espacios, instalan las cañerías y la luz. Todo por un precio base de unos 40.000 euros. Nada mal por una vivienda reciclada a la vez que moderna. De momento, nadie les ha solicitado un vagón bioclimático, pero desde Wagonstill quieren adelantarse incorporando en su vagón-piloto sistemas para reducir los consumos y para producir energía de manera limpia. «Nos interesa especialmente la solar y la geotermia. Hemos visitado la feria Solar Decathlon de este año y hemos visto cosas que podemos aplicar», añade Huidobro.Con la casa a cuestasAunque está en fase de incorporación, lo cierto es que el reciclaje y la sostenibilidad no son conceptos lejanos a esta propuesta. Los vagones, una vez trasladados, se montan sobre traviesas y raíles por dos razones, nivelarlo y evitar que se tenga que construir el soporte en hormigón. El transporte suele ser por carretera, pero cuando se puede se realiza aprovechando las vías muertas. «Tuvimos una casa de un vagón de 21 metros de largo por tres de ancho y 25 toneladas que pudimos trasladar hasta Grazalema (Cádiz) por vía muerta gracias al permiso de Renfe», detalla Huidobro. Y, si el precio y la versatilidad no resultan lo suficientemente llamativos, esta casa rodante puede cambiar de emplazamiento. Si se planea una mudanza, se puede ir cómodamente con la casa a cuestas.
En una finca rural o un camping pasando por un céntrico bulevar, en el que la vivienda se viste de bar, seguro que para muchos no es nuevo ver un vagón de tren habitado. Es precisamente ésta, una de las grandes ventajas de disponer de una residencia nómada y aunque «resulta chocante todavía», en palabras de Huidobro, aún no han encontrado trabas legales para la instalación de este tipo de vivienda. «Hasta el momento no hemos tenido ningún problema administrativo. No existe una ley específica sobre el tema y depende directamente de cada Ayuntamiento. En cualquier caso cabe resaltar que se trata de una opción mucho más sostenible y práctica que la de construir una vivienda de cualquier tipo, no olvidemos que ante cualquier necesidad podemos coger la casa puesta y trasladarnos a otra ubicación».Y no sólo a nivel administrativo llama la atención, desde que empezaron con venta real en 2009 han firmado y vendido dos vagones-casa, aunque se ha iniciado contactos con unos 25 clientes, ya que las negociaciones pueden retrasarse hasta un año. Los interesados «han sido muchos hasta ahora», señalan desde Wagonstill, pero a la hora de tomar la decisión final, muchos se echan atrás. Los modelos básicos que propone la empresa son tres y, aunque las diferencias de espacio útil, altitud o tonelaje de los vagones no varía mucho, las posibilidades de remodelación son tantas como clientes diferentes.
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