Consejo de Ministros
Mas usará las urnas como referéndum independentista
Se sirve de la reunión con Rajoy para firmar la ruptura por el «no» al Pacto Fiscal. El Gobierno anulará las elecciones si no se ajustan a la Constitución y a la ley Pujol: la indepedencia «es casi imposible»
MADRID- Ni la pose –fuera de La Moncloa y sin la bandera de España– ni el discurso rupturista que ayer dejó en Madrid el presidente de la Generalitat, Artur Mas, han sorprendido en el Gobierno. Como esperaban, Mas cumplió el trámite de pasar por Moncloa para utilizar la reunión con el jefe del Ejecutivo y su conocido y esperado «no» al Pacto Fiscal para alimentar el victimismo y el independentismo. Ésta es su coartada electoral y «la excusa» –dicen en Moncloa– con la que ocultar la quiebra económica de la Generalitat y los impopulares recortes que ha aplicado su Gobierno en esta Legislatura.
Pero la búsqueda de esa coartada se le ha ido de las manos y Mas se ha embarcado ya en el proyecto de utilizar las elecciones a modo de referéndum independentista. Fuentes nacionalistas precisan que lo hace por convicción, pero también a empujones del nacionalismo más radical. Mande más una cosa o la otra lo cierto es que él mismo se ha estrechado su margen de maniobra. Ayer, en Madrid, anunció que el «no» de Rajoy al concierto económico para Cataluña justifica que ésta empiece un «proyecto nuevo» sin más límites que sea europeo, que siga en el euro y que mantenga abierto los puentes con el Estado español. «Se ha perdido una oportunidad histórica de entendimiento entre Cataluña y el conjunto de España», llegó a proclamar después de que el jefe del Ejecutivo le ratificase que el Pacto Fiscal no es compatible con la Constitución española,; le ofreciese mejorar la financiación catalana dentro de los mecanismos establecidos, y le diera además luz verde a su petición de acogerse al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) para hacer frente a los próximos vencimientos de deuda catalana por una cantidad superior a los cinco mil millones de euros.
Según confirmó Moncloa, tras esta última decisión aprobada por el Gobierno, la Generalitat se ha beneficiado en lo que va de Legislatura del PP de medidas de apoyo y asistencia financiera que alcanzarán los once mil millones de euros. De momento, ya lleva casi 5.700 millones extra de financiación, como informó este diario.
El presidente de la Generalitat se negó a adelantar ningún detalle sobre lo que hará a partir de ahora y de cómo concretará ese «camino de futuro», con un apoyo mayoritario de los catalanes y que «no se puede impedir por la Constitución». Esas cartas se las guarda hasta el debate de política general de Cataluña que se celebrará la próxima semana.
Pero las posibilidades están encima de la mesa porque ya se las han colocado las formaciones más radicales, que siguen en su estrategia de seguir moviendo a CiU a base de empujones. Entre esas opciones, que defiende ERC, está, por ejemplo, la de unas elecciones referendatarias sobre el Estado propio. Que quizás diesen paso a unos comicios de carácter constituyente. Es decir, ir con candidaturas únicas expresamente independentistas o bien que en sus respectivos programas haya un mínimo común que pase por la creación de un Estado propio. El Gobierno cree que CiU no está por la labor de dejarse fagocitar en una candidatura única independentista, pero sí puede acabar asumiendo la idea del programa de mínimos común «para no quedarse atrás». Y que también puede coquetear con la de dar voz a los catalanes para que respondan en un referéndum o consulta a la pregunta de si desean que Cataluña tenga un Estado propio en el marco de la UE. ERC le ha propuesto asimismo a Mas que el Parlamento de Cataluña vote una declaración unilateral de independencia.
El presidente de la Generalitat sólo ha anticipado que será en el citado debate de política general en el que buscará puntos de acuerdo con otras formaciones. Su mirada, por supuesto, está puesta en el independentismo, de donde quiere sacar votos dentro de una estrategia esquizofrénica que le obliga a hacer equilibrios imposibles para contentar a sus votantes moderados y satisfacer a los más radicales. Fuentes próximas a Rajoy advierten de que al Gobierno no le temblará la mano para anular las elecciones si Mas opta por un planteamiento que vaya en contra de la Constitución. En la delegación de la Generalitat en Madrid, Mas reivindicó el sentimiento nacional de Cataluña y en un tono de advertencia le recordó al Gobierno que eso no se cambia «ni con presiones ni metiendo miedo». Y siempre dentro de ese discurso lleno de ambigüedades que sin citar la independencia rezuma soberanismo.
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