El ministro a medida

Llega al Ministerio de Defensa un viejo conocido, alguien «de la casa». Pedro Morenés fue durante cuatro años secretario de Estado en ese mismo Ministerio a las órdenes de Eduardo Serra. Y la mayoría de los que estuvieron entonces bajo su mandato lo recuerdan con agrado y con más agrado aún recibieron ayer la noticia de su nombramiento. Tras muchos rumores, subrayan, ha caído el mejor candidato para ocupar una cartera que precisa de lo que Morenés tiene. Conocimiento de la casa y de sus problemas, así como de la industria armamentística; aprecio y respeto por los militares; un perfil técnico y mucho menos político que sus predecesores; fiabilidad y discreción. Un hombre que quienes le conocen definen como «un señor de los pies a la cabeza», de una integridad «intachable» y que, en ese puesto, como en cualquier otro, hará lo que tiene que hacer sin distraerse ni un minuto en nada más, sin ataduras hacia nadie ni nada.

Vizcaíno de 63 años, original de Las Arenas, fue director comercial de Astilleros españoles, y tres veces secretario de Estado: Defensa, Seguridad y Política Científica y Tecnología. Casado, con tres hijos, llevaba tiempo apartado de la vida pública, pero su buena relación personal con Mariano Rajoy (de la época del Gobierno de José María Aznar) y la solvencia de su currículum le han llevado a un despacho de Estado, desde el que tendrá que gestionar no pocas dificultades. En primer lugar, como en todas partes, tendrá que hacer frente a una economía al borde del abismo y conseguir que, con ese panorama, la industria, los ejércitos y la Armada no sufran un frenazo total en su evolución. Según el ex secretario de Estado de Defensa Constantino Méndez, la deuda del departamento roza los 30.000 millones de euros. Otros dan por descontado que esa deuda puede repetirse en todos los ministerios y que su gestión no detendrá la gestión necesaria. Su experiencia en la Secretaría de Estado le valdrá de mucho en ese objetivo.

En materia estratégica, se enfrenta a la necesaria vuelta de España al núcleo del centro de poder militar, la OTAN, que hemos perdido en los últimos años.

Pero sobre todo podría tener que enfrentarse al enorme reto de la Carrera Militar y las consecuencias negativas que de ella se derivan. Una parte de esa Ley está en el Constitucional, que de tumbar la integración de escalas generaría un nuevo problema que ya tiene difícil solución. En materia de personal, tiene el compromiso de Rajoy de que no se congelará la oferta de empleo en los ejércitos y la Armada, como sí lo hará en el resto del funcionariado, y tendrá la oportunidad de afrontar cuestiones que rondan en los cuarteles como la creación de una oficina de apoyo al personal que de verdad dé una respuesta en ese sentido a los militares o el establecimiento de una continuidad en la cúpula militar más allá de los cambios de gobierno.

Rajoy ha dado con el ministro idóneo para un Ministerio que necesitaba uno a medida.

LOS RETOS
1.- La deuda prevista
Afrontarla sin detener la evolución de la industria armamentística y los ejércitos y la Armada.
2.- Las ayudas al personal
Aparte de la decisión del TC sobre la Ley de Carrera, mecanismos de apoyo al personal.
3.- reconocimiento de España
La vuelta al núcleo de la OTAN y el reconocimiento real de la aportación de España.