Crítica

Concurso

La Razón
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El 5 de marzo se publicaron en el BOE los nuevos estatutos del Teatro de la Zarzuela como paso previo a la convocatoria del concurso para la selección del director que sustituya a Luis Olmos. Son más amplios que los anteriores, insistiendo en «recuperar, preservar, revisar y difundir el patrimonio lírico español», a lo que se añade «en especial, la zarzuela». Me pregunto si la generalización y la posterior precisión tendrá algo que ver con la ausencia de representación auténtica del patrimonio español en otra próxima temporada operística y el Inaem, que ya lo sabía, habrá pensado que la Zarzuela tome el relevo en tal labor. Elucubraciones aparte, resulta positivo que se insista en la «cooperación con instituciones de las distintas Comunidades Autónomas», si bien este tema es mucho más profundo y debería tomar nota el propio Inaem a la hora de elaborar una política más coherente en el reparto de subvenciones. Hablaremos de ello.
El plazo para presentación de candidaturas a su dirección por cinco años concurso a su dirección por cinco años finaliza el 6 de mayo. Delicado asunto. ¿Por qué cargos en otros proyectos del Ministerio de Cultura, en solitario o con otras administraciones públicas, son elegidos a dedo y aquí mediante concurso? ¿Cuál es el criterio por el que unos sí y otros no? ¿Es ético, eficaz y eficiente que el jurado sea el Consejo Artístico de la Música? No deja de ser una selección a través de próximos elegidos a dedo. ¿Es útil el procedimiento para contratar una primera figura? ¿Se presentaría una primera figura a un concurso así? ¿Hay acaso un candidato «oficial»? El tema es vidrioso y, sobre todo, se asienta en una fórmula que ya ha demostrado ser estructuralmente imposible. El Teatro no se puede controlar desde el Inaem hasta en su más mínimo gasto. Es imperativo crear unidades independientes. Como lo es que alguien cuerdo revise contratos y decisiones que nos cuestan adicionalmente mucho dinero a los españoles, por ejemplo, la demanda ganada por Miguel Roa por la que se declara nulo su despido o lo que pueda deparar la sentencia al de Jorge Fernández Guerra.