Ayuntamiento de Madrid

«Se tarda el doble en cruzar la plaza»

Cambiar de ubicación de Colón y conseguir que volviese a indicar al Sur, hacia Palos de Moguer, como en sus orígenes tras 32 años sin rumbo, ha convertido la plaza bautizada con el nombre del conquistador en un auténtico parque de coches de coche.

Así es la circulación en Colón: un caos en el que lo que antes estaba permitido ahora está prohibido
Así es la circulación en Colón: un caos en el que lo que antes estaba permitido ahora está prohibidolarazon

Un año después de la inauguración de la remodelación de la plaza, que consistió básicamente en volver a poner el monumento en medio de la glorieta y ensanchar las aceras, los conductores dan un suspenso a la obra. LA RAZÓN ha estado en la plaza con taxistas y automovilistas y estos son, a su juicio, los problemas de la nueva plaza de Colón:

Para los profesionales del taxi –representados por el presidente de la Asociación Gremial, la mayoritaria del sector, José Luis Funes– la remodelación ha «originado una glorieta que genera importantes retenciones donde antes había un cruce limpio». La opinión de los conductores, en voz de Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), es similar: «Físicamente han reducido carriles y no han resuelto bien la circulación, a parte de que deben mejorar la señalización», indicó.

Un cuello de embudo

Uno de los problemas concretos de la movilidad de Colón es que impide a los conductores que circulan por el carril central girar a la izquierda en el cruce de Génova con el paseo de Recoletos lo que produce un efecto embudo para el tráfico. La maniobra, que está prohibida y que es la que genera mayores colisiones, está vigilada de cerca según pueden constatar cada día los automovilistas, por varios agentes de la Policía Municipal que, en ocasiones, según sus necesidades, hasta cortan uno de los carriles destinados a la circulación. «Debían haber puesto en los semáforos de Génova que el giro a la izquierda está prohibido o indicar que, para poder hacerlo correctamente, los coches deben tomar el carril lateral unos 500 metros antes de llegar a la plaza», señaló Funes. Otro de los «puntos calientes» es el cruce hacia Génova de los conductores que llegan a la glorieta del lado de la Biblioteca Nacional, desde el Paseo del Prado, añadió Arnaldo.


Una glorieta «ejemplar»

La reubicación de la estatua de Colón en el centro de la circulación obliga ahora a los conductores a realizar una rotonda muy amplia en medio de un verdadero enjambre de vehículos, motos, taxis y autobuses de la EMT. Una maniobra en la que ahora emplean más tiempo que antes de las obras. «De media se puede tardar de tres a cinco minutos más que antes del cambio del monumento en atravesar Colón. El doble de lo que empleaba antes en hacer este cruce», explicaba el jueves en plena hora y con las manos sobre el volante de un camión de reparto José.

«La circulación en este cruce es completamente diferente al anterior y tampoco es como el próximo, el de Gregorio Marañón, eso es lo que más me despista a la hora de circular», apuntó Pilar, residente en la zona. En la posición contraria a taxistas y automovilistas se sitúa la de los peatones. Marcos Montes, de la asociación de viandantes «A Pie» considera la remodelación de la plaza de Colón «el perfecto ejemplo de operación que se podría aplicar sistemáticamente a todas las glorietas y rotondas de la ciudad, ampliamente sobredimensionadas a favor del automóvil». Para el representante de los peatones, que tras la obra ganaron 2.000 metros cuadrados de zonas peatonales, en el caso concreto de Colón «el impacto de la solución adoptada ha sido imperceptible para el tráfico motorizado y las ventajas para el viandante son notorias».

Desde el Ayuntamiento de Madrid aceptan las críticas y esperan que, con el tiempo, los conductores sean capaces de aprenderse las variaciones circulatorias que se introdujeron tras las obras de reforma de la plaza.