El informático del Vatileaks no convence

Ciudad del Vaticano- El proceso por el «caso Vatileaks» entró ayer en su segunda fase con el juicio a Claudio Sciarpelletti, el informático que trabajaba para la Santa Sede acusado de haber encubierto a Paolo Gabriele, el ex mayordomo de Benedicto XVI, condenado a un año y medio de cárcel por haber robado y difundido documentos confidenciales del pontífice.

En la primera audiencia celebrada en el tribunal vaticano, el abogado de Sciarpelletti, Gianluca Benedetti, defendió la inocencia de su cliente asegurando que no tenía una relación estrecha con Gabriele y señalando a éste como el único culpable.

El letrado sostuvo su tesis contando la historia del ordenador propiedad de la Santa Sede que el ex mayordomo tuvo en su casa durante seis años. «De todos los ordenadores cuyo mantenimiento era responsabilidad de Sciarpelletti, ése fue el único que no fue sustituido, pues el mayordomo se negó siempre a que se lo cambiaran, pese a que estaba obsoleto», dijo Benedetti.

Esto muestra, en su opinión, que entre el informático y Gabriele no había una relación estrecha, pues éste «no le permitía que le pusiese las manos encima a su ordenador». «Si hubiera habido amistad las cosas no habrían ido así: en ese caso le habría dado un ordenador más eficiente», aseguró el abogado defensor, apuntando que, más que encubrimiento, de parte de Sciarpelletti hubo una «omisión en su conducta». «¿Como iba a echar por la borda un trabajo de veinte años de duración en la Santa Sede para ayudar a una persona a la que raramente veía?», se preguntó. Al informático lo único que le dejó Gabriele es que le cambiase la impresora.

Sciarpelletti, al que le puede caer hasta un año de cárcel, fue detenido después de que la Gendarmería vaticana recibiera una llamada anónima desde la Secretaría de Estado en la que se informaba de su amistad con el ex mayordomo, según se supo ayer. Su juicio está previsto que continúe el próximo sábado.