El cambio de Gobierno

Zapatero es hierático, inescrutable e imprevisible. Es algo que le gusta ejercitar porque le ha dado muy buen resultado. Es, además, una prerrogativa de los presidentes del Gobierno. No es una casualidad que la hayan ejercido sus antecesores. Zapatero tiene su núcleo de personas de confianza, y seguro de desconfianza, pero a pesar de ello su cargo se ejerce desde la soledad. Ahora todo el mundo está expectante ante un cambio de Gobierno que, salvo imprevistos de última hora, será a la vuelta del verano. Nadie sabe nada. Todos interpretan los gestos del «jefe», algunos enredan para ver si consiguen una vicepresidencia porque creen que es la plataforma para la sucesión. No se sabe si se presentará o no, pero hay varios ministros que miran el sillón de La Moncloa con impúdica avidez. Por cierto, los más evidentes son aquellos que insisten en que se quieren ir pero que siguen por lealtad al presidente. Tanto sacrificio siempre me ha resultado enternecedor. ¿Quién no querría ser el sucesor?