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López lleva a Rajoy las dos exigencias de Batasuna: presos y legalización

López lleva a Rajoy las dos exigencias de Batasuna: presos y legalización
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MADRID- Reunión en Moncloa con la brecha entre PSE y PP, con vistas a las autonómicas, como telón de fondo. Así podría resumirse la primera entrevista entre Mariano Rajoy como presidente del Gobierno y el lendakari, Patxi López, que se celebró ayer en La Moncloa. Patxi López necesita recuperar la iniciativa y parece que el camino elegido es el mismo que el PSE ya ha ensayado en otras ocasiones anteriores sin que hasta ahora tenga probado que le da resultado: el de buscar diferencias con el PP y complicidades con el discurso de la «izquierda abertzale». Desde el lado popular dicen que esto sólo sirve para dejarle a Batasuna toda la iniciativa política.

Rajoy y el lendakari están de acuerdo en que el principal objetivo es la disolución incondicional de ETA, y así lo contrastaron en su conversación. Y la música que a la misma le puso el lendakari también es compartida por el Gobierno: la de que el cese definitivo de la violencia es fruto de la unidad y de la fortaleza de la democracia, y que esa unidad es deseable que se mantenga; o que hace falta «memoria, verdad, con las víctimas como referente, y Justicia». A partir de ahí, llegan las diferencias, de grueso calibre, aunque Patxi López les restase importancia en su comparecencia. Dijo que la reunión había sido cordial, cercana, dentro de la conveniente normalidad; y que el presidente había sido «receptivo». Que Rajoy y él piensan que la situación es «irreversible». Y dijo también que está convencido de que el Gobierno de España, «antes o después», aplicará su receta: traslado de presos etarras y tercer grado para enfermos graves o en situación terminal; trabajo conjunto para reinsertar a reclusos de la banda; y que se actúe en el ámbito que se tiene que actuar para promover la legalización de Batasuna (Sortu), aunque sus representantes no hayan condenado la violencia, porque eso –insistió— no es un requisito legal, sino ético.

Su justificación es que la «izquierda abertzale», Batasuna, ya está de forma legal en las instituciones, y que no tener partido reconocido sólo sirve para alimentar su victimización. En suma, en la rueda de prensa defendió que ha llegado el momento de que la democracia haga gestos, «dentro de la ley», para atraer hacia ella a aquellas personas y grupos que han apoyado a los terroristas.

Sorpresa en Moncloa
Las explicaciones del lendakari sorprendieron en Moncloa. Fuentes solventes confirmaron a LA RAZÓN que a puerta cerrada, en su entrevista con Rajoy, no había convertido en el tema central, ni había puesto «el énfasis», en las dos cuestiones en las que sí puso el acento en su comparecencia. Que son, por cierto, las dos reclamaciones centrales de Batasuna: los presos y la legalización. A su juicio, ir por esa vía es un «error». La posición de Rajoy es la de siempre: que quien tiene que demostrar algo no es el Gobierno, sino ETA, y que, por tanto, no caben movimientos ni cambios en la política penitenciaria hasta que la banda no se mueva y entregue las armas. La valoración del Gobierno de la reunión fue en «fuentes oficiales», nadie compareció para fijar postura.