Feria de Málaga
Madrid vuelva usted mañana
- Las Ventas, Madrid. Se lidiaron toros del hierro de El Ventorrilo, encierro bien presentado, 2º noble y 3º encastado. Casi lleno. - Manolo Sánchez, de azul pavo y oro, cuatro pinchazos, bajonazo infame (bronca); cuatro pinchazos, estocada (silencio).- El Juli, de tabaco y oro, estocada desprendida (ovación); tres pinchazos, estocada caída envainada, descabello (silencio).- Talavante, de grana y oro, estocada, aviso, cinco descabellos (vuelta al ruedo); pinchazo, estocada caída (silencio).
Menos de una semana, apenas un puñado de días, desde que el largo mes isidril echara el cierre. Aún bien reciente, Las Ventas volvió ayer a engalanarse de nuevo, coqueta, impertérrita, ungida por ese fiel aroma de las grandes ocasiones, tardes de perfume caro, traje de diseño, pamelas rimbombantes y puros de enorme trapío en los tendidos, donde llamadas inoportunas se suceden con idéntica respuesta: «¡Oiga, perdone que estoy en los toros, llame usted mejor mañana!». Pero, hoy la tarde se desvió del guión larranesco tan repetido este maratoniano mes de toros. Ese libreto del vuelva usted mañana que el toro se fue hoy al corral. Vuelva usted mañana que los toreros hoy no se acoplan con lo bravo. Vuelva usted mañana que hoy el público no trajo las ganas de aplaudir. Vuelva usted mañana que hoy Eolo se ha despertado. Así, Manolo Sánchez, El Juli y Alejandro Talavante trenzaron el paseíllo en una interesante corrida deslavazada de ambas ferias y prevista para la segunda tarde del venerado José Tomás. «Recuerda que vienes por José Tomás», le gritaron precisamente desde el tendido nada más coger los trastos al de Velilla. No hacía falta. Era muy consciente de ello.Se lo sacó a los medios en un inicio de faena lleno de torería. Tras una serie de naturales muy templada, metió al animal en el canasto y la faena, pese a no llegar a romper nunca, tomó vuelo con la diestra. El animal, con las energías justitas, resistió varias series más. Una estocada desprendida premonizaba la oreja que el presidente no estimó oportuna. Ovación para el matador y recia bronca para la autoridad. Con el quinto, en pleno aguacero, abrevió ante un animal sin trasmisión.
Al naturalPor su parte, Talavante pisó el ruedo con la convicción y el orgullo herido del que siente que le escamotearon una oreja el último San Isidro en una discutible decisión del presidente. Tras brindar al respetable, toreó profundo y con ligazón al extraordinario tercero, que humilló codicioso, comiéndose la muleta en cada lance. Hocico rojo. Ensangrentado a base de meter la cabeza por abajo a ras de albero una y otra vez. Atornilló las zapatillas en el medio para empezar con hieráticos estatuarios. Los pasajes más notable llegaron por la izquierda, sobre todo, las dos últimas tandas. La primera, muy ligada, maciza. La segunda, uno a uno. De frente, echando los vuelos de la franela a la enclasada res de El Ventorillo. Tras un epílogo por ceñidas manoletinas cobró una estocada entera, el animal tardó en echarse y optó por el descabello con el que marró para dejar el premio en vuelta al ruedo. Frente al que cerró plaza, que se tragó los pases sin interés, el extremeño lo intentó, pero el público ya estaba frío pensando en salir del coso.Antes, con un cuarto de hora de retraso para acondicionar el piso, abrió plaza el veterano Manolo Sánchez que poco pudo hacer ante el que abrió plaza, que se llevó hasta tres varas. El burel desparramaba la vista antes de cada pase y el vallisoletano no se dio demasiada coba antes de degollarlo tras cuatro pinchazos. Ante el cuarto, estuvo más entonado. Relajado ligó los lances en redondo en un trasteo de más a menos a medida que fue acortando las distancias. Vuelva usted mañana que hoy, al menos, toros y toreros se encontraron en una tarde. Vuelva usted mañana que, por fin, saldrá de chiqueros un encierro de Santa Coloma...
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